Las primeras medidas económicas del Gobierno italiano para aliviar la situación de los afectados por el terremoto del pasado lunes, entre las que figura la renegociación de sus hipotecas, llegaron en la cuarta jornada de tareas de rescate en la región de Los Abruzos. Esta es la iniciativa más destacada del paquete que aprobó ayer el Consejo de Ministros italiano para los 29.000 evacuados en una reunión extraordinaria en Roma y de la que, antes incluso de que ésta concluyera, se filtraron algunos detalles a los medios de comunicación.

Lo que en un principio pareció anunciarse como una suspensión de las hipotecas para los afectados por la catástrofe del terremoto, que se ha cobrado hasta el momento 281 vidas y ha dejado 1.500 heridos, finalmente queda definido como una “renegociación” de sus deudas con los bancos por el pago de unas casas que ahora están prácticamente destruidas.

“El terremoto ha quedado definido como causa de fuerza mayor que autoriza la renegociación de las hipotecas contraídas por la población con los institutos de crédito”, reza el comunicado de prensa divulgado al término del Consejo de Ministros.

Entre las medidas que prevé el Ejecutivo de Silvio Berlusconi figura además la indemnización de 800 euros mensuales a los titulares de actividades económicas comerciales, productivas, agrícolas o similares, así como una atribución de hasta 400 euros mensuales para las familias evacuadas.

Como ya se anunció previamente se suspenderán las facturas de electricidad y de gas de los afectados, aunque el comunicado de prensa del Gobierno especifica que la suspensión es por dos meses, que podrán ser prorrogables si así se decide.

Todas estas medidas llegan cuando los evacuados, de los que 10.000 se encuentran ya en las instalaciones hoteleras habilitadas al efecto, se disponen a despedir a los fallecidos, entre los que al menos hay 20 niños, en un funeral de estado que estará presidido hoy por el secretario de Estado vaticano, Tarcisio Bertone. Tras el rito católico se rezarán oraciones musulmanes debido a que seis de los muertos son de religión islámica.

En estos cuatro días desde que comenzó la tragedia, en los que el suelo no ha dejado de temblar -ayer se registró un nuevo temblor de 3,6 grados- han sido asistidos 20.000 afectados, 11.669 personas han trabajado en las tareas de rescate y socorro, y se han instalado 3.289 tiendas de campaña para los evacuados.

Cuatro días después del gran seísmo de la madrugada del lunes, entre las principales preocupaciones para los vecinos de Los Abruzos se encuentran la posibilidad de que se produzcan saqueos en lo que queda de sus casas abandonadas y de que falten los alimentos, algo que el primer ministro se apresuró a negar este mediodía.

“Insisto en que no sean enviadas mercancías porque no tenemos necesidad, y más que nada insisto para que haya una contribución económica”, afirmó Berlusconi, quien negó que se hayan registrado fenómenos especulativos con los alimentos ante la posible escasez de los mismos. Y además de la preocupación por los alimentos, queda pensar en la reconstrucción de la región, para la que el presidente del Gobierno italiano prevé que serán necesarios varios miles de millones de euros y para la que Berlusconi se mostró dispuesto a aceptar la ayuda extranjera. “A todos (los gobernantes) les hemos dicho que nuestro país puede bastarse por sí mismo en lo que respecta a las ayudas, pero hemos relanzado nuestra idea de hacer converger su ayuda en la reconstrucción de edificios públicos a los que se les pondrá el nombre del país que se interese en la reconstrucción”, explicó.

Napolitano exige responsabilidades a los que pudieron evitar la tragedia

El jefe del Estado italiano, Giorgio Napolitano, exige responsabilidades a quienes podrían haber evitado esta tragedia y no lo hicieron. El presidente de la República, que visitó ayer la zona, pidió un “examen de conciencia sin discriminaciones ni colores políticos” a quienes podrían haber evitado las trágicas consecuencias del terremoto que este lunes sacudió la ciudad de L’Aquila y sus alrededores.

“Nadie” de quienes podrían haber tenido alguna responsabilidad en todo esto “debería cerrar los ojos”, recriminó con dureza el jefe del Estado con ocasión de su visita a la zona, donde el seísmo derribó numerosos edificios, tanto públicos como privados, nuevos o antiguos e incluso construcciones realizadas bajo supuestos criterios antisísmicos.

De hecho, éste es uno de los aspectos de la tragedia que más sorprende, sobre todo teniendo en cuenta la capacidad de resistencia que demuestran los edificios en otros lugares del mundo que también están habituados a sufrir terremotos de magnitud igual o superior, tales como Japón. Y eso, teniendo en cuenta que la región de Abruzzo (de la que L’Aquila es la capital), así como la de Umbria y otras regiones de Italia son algunas de las zonas sísmicas más peligrosas de Europa.

“Hay que ver por qué no han sido activadas las normas indispensables que ya habían sido traducidas en ley y preguntarse por qué no se realizaron los controles necesarios” en una zona de alto riesgo sísmico, resaltó Napolitano.

Dañado todo el patrimonio artístico

El cien por ciento del patrimonio artístico y cultural de la zona del centro de Italia sacudida por el terremoto presenta daños de diversa consideración, según confirmó el arquitecto del Departamento de los Bienes Culturales de Abruzzo, Augusto Ciciotti, en declaraciones recogidas por los medios locales. Los monumentos que han quedado más gravemente afectados son algunas de las iglesias de L’Aquila.

Sin embargo, el relicario con los restos del papa Celestino V, que presidía el altar principal de la basílica de Collemaggio de la ciudad de L’Aquila, uno de los templos más afectados por el seísmo, fue recuperado sin daño alguno y trasladado a un lugar seguro.