Según Corea del Norte, el cohete, o misil, lanzado el domingo completó las tres fases de ignición correctamente y puso en órbita un satélite, aunque EEUU, Rusia y Corea del Sur creen que no pudo desprenderse de la última parte y se precipitó en el Océano Pacífico.

Tanto si la prueba fue un éxito como si no, Pyongyang ha mejorado el resultado de sus anteriores intentos y ha conseguido un logro histórico de alcanzar los 3.000 kilómetros de distancia con su cohete, como reconocen Seúl y Washington.

El uso de los calificativos para referirse al lanzamiento por las partes enfrentadas es otro punto de desacuerdo, ya que podría respaldar nuevas sanciones al régimen norcoreano en Naciones Unidas.

El presidente estadounidense, Barack Obama, condenó este domingo el lanzamiento de un "rocket" (cohete), mientras que las autoridades surcoreanas se referían a él no sólo como "cohete" sino también como "vehículo espacial" y Corea del Norte se limite a hablar del "satélite de comunicaciones" que el misil o cohete llevaba.

Seúl, Washington y Tokio aseguran que la tecnología necesaria para lanzar el satélite norcoreano Kwangmyongsong-2 apenas difiere de la que podría servir para disparar una cabeza nuclear con un alcance superior a los 6.000 kilómetros.

Según la Inteligencia estadounidense, la diferencia reside en la carga que transporta el cohete o misil, la cual puede ser una cabeza nuclear o convencional o aparatos de medición, como un satélite.

Fuentes surcoreanas citadas hoy por la agencia local Yonhap aseguran que el régimen comunista ha mejorado su tecnología de misiles con este lanzamiento, "cuyos logros pueden ser utilizados en la tecnología de misiles de largo alcance".

Corea del Norte asegura que tiene derecho al desarrollo espacial con fines pacíficos y que para ello ha desarrollado su cohete de uso civil Unha-2.

Los servicios secretos surcoreanos creen que este nuevo modelo de cohete utiliza la misma propulsión que el Taepodong-2, un misil intercontinental desarrollado por Pyongyang con capacidad de alcanzar EEUU con una cabeza nuclear.

Ese es el principal argumento de Corea del Sur, Japón y EEUU para advertir a Pyongyang de que ha violado la resolución 1718 del Consejo de Seguridad de la ONU, que pide el fin de su desarrollo de misiles, por lo que podría enfrentarse a nuevas sanciones.

Según expertos estadounidenses, si Corea del Norte continúa con estas pruebas y consigue mejorar su efectividad, sólo tendría que dar un paso más para conseguir lanzar una cabeza nuclear con un alcance superior incluso a los 10.000 kilómetros.

El disparo de un misil con ojiva nuclear seguiría las mismas fases que las de un misil con satélite a diferencia de que, en el último paso, la cabeza caería hacia el objetivo en lugar de orbitar la Tierra.

La transformación del Unha-2 en un misil militar de largo alcance no exigiría demasiado trabajo a los científicos norcoreanos, que en principio sólo tendrían que cambiar la carga a bordo.

Estados Unidos ya llevó a cabo este tipo de uso ambivalente en los 60 con el cohete Titan-II que fue armado con cabezas nucleares y que también puso a astronautas en órbita a bordo de la cápsula Gemini.

El cohete que lanzó este domingo Corea del Norte parece utilizar combustible líquido que puede permanecer en su interior durante más tiempo, ya que los servicios secretos estadounidenses anunciaron el inicio de las maniobras de abastecimiento con días de antelación.

Eso probaría que la propulsión del Taepodong-2 y el Unha-2 es muy similar y que no necesitan ser cargados de combustible inmediatamente antes, como muchos cohetes espaciales modernos.

No obstante, la mayor amenaza para Seúl y sus socios sería que Corea del Norte consiga desarrollar misiles balísticos con combustible sólido, que puede ser almacenado durante más tiempo y no permitiría detectar con antelación un inminente disparo.