El nuevo primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, aseguró ayer en su discurso de toma de posesión ante la Knesset (Parlamento) que su Gobierno seguirá trabajando hacia una paz que integre a todos los países árabes. “No dejaremos que nadie cuestione nuestro derecho a existir”, señaló Netanyahu ante los diputados en Jerusalén, a los que advirtió de que el “Islam radical” y el “régimen iraní” son las mayores amenazas de la seguridad regional.

Al tiempo que se comprometió a seguir intentando alcanzar la paz, avisó a la Autoridad Palestina de que debe poner de su parte para luchar contra el terrorismo en la Franja de Gaza y Cisjordania si de verdad quiere llegar a un acuerdo con Israel. “La economía, la seguridad y la diplomacia son el camino para la paz”, dijo Netanyahu, sin mencionar la creación de un Estado palestino, algo por lo que pugna la ANP de Mahmud Abas.

El líder del partido Likud se refirió también a una de las cuestiones que ha heredado del Gobierno de Ehud Olmert: la liberación del soldado Gilad Shalit, secuestrado en Gaza desde junio de 2006. En este sentido, afirmó que hará lo que sea para llevarle de vuelta a casa, aunque no especificó si aceptará las condiciones de Hamás.

Tras su discurso, recogido por la prensa local, el nuevo primer ministro nombró uno por uno a los que serán los 30 ministros y viceministros del nuevo Gobierno. El gabinete estará formado por los partidos Likud, Yisrael Beitenu, Laborista, Shas y Hogar Judío, estos dos últimos formaciones ultraortodoxas.

Antes que Netanyahu, Olmert se despidió de la Knesset defendiendo su gestión y las dos guerras que llevó a cabo en Líbano, contra la guerrilla Hezbolá, y en la Franja de Gaza, contra las milicias palestinas. Aún así, el ex primer ministro pidió a la nueva coalición que siga el camino que él abrió en el proceso de paz porque los esfuerzos liderados por su Gobierno “fueron reconocidos por la comunidad internacional”.