Las diferencias entre los líderes del G20 han aflorado en vísperas de la cumbre de países ricos y emergentes que se celebra mañana jueves en la capital británica, precedida de una cena en el número 10 de Downing Street. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, que abogan por una mayor regulación global del sistema financiero, han programado una conferencia de prensa conjunta para mostrar su unidad en ese tema frente a los anglosajones.

Sarkozy advirtió hoy, en una entrevista a la emisora de radio francesa "Europe 1", de que por ahora no hay un acuerdo satisfactorio para la cumbre, que debería incluir la regulación financiera y los paraísos fiscales, y de que no suscribirá "un comunicado de falsos compromisos". "No me asociaré a una cumbre que termine con un comunicado de falsos compromisos", señaló Sarkozy, antes de explicar que los negociadores que preparan la reunión no han cerrado ningún acuerdo.

Según adelanta el diario "The Guardian", Sarkozy y Merkel reclamarán reglas globales para el sistema bancario, los bonos de los ejecutivos, los fondos de alto riesgo y los paraísos fiscales, y se resistirán a que en la cumbre se discutan nuevas medidas de estímulo de la economía como quiere sobre todo Washington.

La ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, declaró a la BBC que Sarkozy podría incluso dar un portazo a la cumbre si no se atienden sus exigencias de una regulación mucho más estricta del sistema financiero global. Por su parte, el presidente de EEUU, Barack Obama, que llegó ayer a Londres, contestará hoy también a las preguntas de los periodistas en otra conferencia conjunta con el anfitrión de la cumbre, el primer ministro británico, Gordon Brown.

El secretario estadounidense del Tesoro, Tim Geithner, que acompaña a Obama, dejó ya claro que la regulación financiera seguirá siendo competencia de cada país y no habrá una regulación supranacional.

"No vamos a decidir que otros decidan cuál es el equilibrio entre estabilidad y eficacia que más conviene a nuestros mercados", declaró Geithner al "Financial Times".

Mientras tanto, el primer ministro japonés, Taro Aso, concedió una entrevista a ese periódico en la que, aproximándose a las tesis de los anglosajones, critica claramente a Alemania por resistirse a nuevas medidas de estímulo de la economía.

"Creo que hay países que comprenden la importancia de la movilización fiscal y hay otros que no, y es por eso, en mi opinión, por lo que Alemania ha expresado esos puntos de vista", afirmó Aso.

Japón, Alemania y China han sido acusados de contribuir a los desequilibrios económicos globales con sus enormes superávit comerciales, y Estados Unidos y el Reino Unido sostienen que toca ahora precisamente a esos países impulsar la demanda.

Angela Merkel justifica su resistencia a inyectar más dinero público en la economía con su elevado nivel de deuda pública, aunque el endeudamiento es mucho mayor en el caso de Japón que en el de Alemania.

El líder japonés, cuyo país anunció ayer nuevas medidas de estímulo de la economía, asegura en sus declaraciones al periódico que su Gobierno movilizará "todos los medios disponibles" frente a la crisis global. Otro de los líderes asistentes a la cumbre, el primer ministro indio, Manmohan Singh, no cree que vaya a salir mucho de la misma porque una "reforma global" como la que se trata de acometer "exige mucho más trabajo", según declaró también al "Financial Times".

Singh advierte en la entrevista contra el proteccionismo financiero al calificar de "preocupantes" las presiones que atribuye a los gobiernos de los países ricos para que den preferencia a los créditos a empresas nacionales. Según el político indio, las mayores economías del mundo tienen la responsabilidad especial de "limpiar" los balances del sistema bancario y animar a los institutos financieros a reanudar la concesión de créditos.

El borrador del comunicado de la cumbre, que circula ya entre los periodistas, habla de medidas para restablecer el crecimiento global, mantener "los beneficios de la globalización y la apertura de mercados" y "fomentar el comercio mundial".

Según el borrador, los países del G20 se reafirman en su compromiso de "no levantar nuevas barreras a las inversiones o al comercio en bienes y servicios", a no "imponer nuevas restricciones comerciales ni crear nuevos subsidios a las exportaciones", compromiso que tendrá una validez de doce meses.

También acuerdan ampliar el mandato del Foro de Estabilidad Financiera para "impulsar el desarrollo de principios y normas de regulación comunes, reforzar la cooperación internacional entre reguladores y políticos para, junto con el Fondo Monetario Internacional, identificar e informar de eventuales riesgos macroeconómicos y financieros".