Los asesinos iban montados en una motocicleta y dispararon por la espalda a la víctima, un hombre de 42 años, cuando compraba comestibles en una tienda.

El último episodio de violencia en el sur del país acontece cinco días después de que el nuevo primer ministro de Tailandia, Abhisit Vejjajiva, anunciara un cambio en la política respecto a la conflictiva región, donde han muerto unas 3.500 personas desde que el movimiento separatista islámico reanudó la lucha armada, hace cinco años.

Vejajjiva anunció una nueva legislación que permitirá la creación de un organismo administrativo para las provincias de Pattani, Yala, y Narathiwat, con el objetivo de lograr la paz.

Los ataques con armas ligeras, asesinatos y atentados con bomba se suceden a diario en las tres provincias de mayoría musulmana, pese al despliegue de 31.000 agentes de las fuerzas de seguridad.

El estado de excepción que rige desde 2005 fue recientemente prorrogado durante un año más.

A principios de año, el Gobierno tailandés admitió por primera vez la relación entre la red terrorista Al Qaeda y los rebeldes; y reconoció que la situación ha empeorado desde que éstos reciben armas y dinero procedentes del narcotráfico.