"Los documentos estarán preparados esta semana. El acuerdo marco incluye la cooperación en materia de seguridad, economía, democracia y asuntos humanitarios", aseguró Grigori Vashadze, ministro de Exteriores georgiano, al canal de televisión Rustavi-2.

Tiflis confía en que el acuerdo, similar al que recientemente suscribió EEUU con Ucrania, otro de los aliados de Washington en el patio trasero de Rusia, sea firmado antes de finales de este año.

El líder georgiano, Mijaíl Saakashvili, sometido en los últimos tres meses a una gran presión por parte de Rusia y de la oposición, ha insistido en la importancia de cerrar el acuerdo antes del cambio de administración en la Casa Blanca.

Según los analistas, Saakashvili teme que el nuevo presidente estadounidense, Barack Obama, le de la espalda para no irritar al Kremlin, que ya ha comenzado a desplegar tropas regulares en las separatistas Osetia del sur y Abjasia.

El presidente del Parlamento, David Bakradze, considera que el nuevo acuerdo de cooperación permitirá a Georgia reconstruir sus Fuerzas Armadas, maltrechas tras la guerra en Osetia (8-12 de agosto).

El Ejército georgiano sufrió 180 bajas, más del doble que el bando ruso, mientras una veintena de soldados aún están desaparecidos.

"Las tropas necesitan una rehabilitación psicológica. Su moral es muy baja", señaló a Efe Koba Liklikadze, experto militar.

El analista recuerda que Saakashvili multiplicó varias veces el presupuesto de defensa desde que asumió el poder en 2004 y que el sueldo de un soldado en las filas del Ejército georgiano supera los tres mil dólares, por encima de la media nacional.

Instructores militares estadounidenses han adiestrado a las tropas georgianas durante los últimos años, pero el problema no está en los soldados sino en los altos mandos, poco profesionales, según Washington.

Tras la guerra, Saakashvili relevó al jefe del Estado Mayor Unificado de las Fuerzas Armadas y al ministro de Defensa, mientras el secretario del Consejo de Seguridad Nacional presentó su renuncia.

La oposición ha denunciado que los dirigentes intentar desviar la atención al imputar a los soldados toda la responsabilidad por la derrota en la guerra con el vecino del norte.

El diario "Versia" informa de que ya se han abierto expedientes penales a cerca de dos mil soldados, en su mayoría por abandonar el campo de batalla y regresar a sus bases antes de tiempo, y 70 de ellos ya cumplen condena por deserción.

El vicepresidente del Parlamento, Leván Vepjvadze, líder de los cristiano demócratas, advierte que la falta de atención a los problemas que aquejan al Ejército puede desembocar en una revuelta militar.

La ex presidenta del Parlamento y nueva líder opositora, Ninó Burdzhanadze, confirmó la víspera en Washington que ambas partes "mantienen intensas consultas para la firma del acuerdo estratégico".

"El acuerdo de cooperación permitirá profundizar y ampliar la cooperación entre Georgia y EEUU, razón por la que lo apoyaré", apuntó.

Burdzhanadze señaló: "Por lo que me comentaron altos funcionarios estadounidenses, el acuerdo hará especial énfasis en el desarrollo de la democracia en Georgia".

En una muestra de que Washington ya busca alternativas a Saakashvili, el subsecretario de Estado norteamericano, Matthew Bryza, se reunió esta semana en Tiflis con los líderes de la oposición georgiana, que le manifestaron su intención de crear un frente común para sustituir a Saakashvili.

Durante su encuentro con el funcionario estadounidense, David Gamkrelidze, líder de la formación opositora Nueva Derecha, señaló que el objetivo prioritario de la oposición era "obligar al Gobierno a convocar elecciones presidenciales y parlamentarias anticipadas, y dejar el poder pacíficamente".

"Espero que la nueva Administración estadounidense respete la decisión del pueblo georgiano", dijo.

Según fuentes locales, Estados Unidos no ve con malos ojos la posibilidad de que Burdzhanadze reemplace a Saakashvili, desde su ascenso al poder en 2003 el principal aliado de Washington en el Cáucaso.

Burdzhanadze, que encabeza desde que dimitió como jefa del Parlamento el movimiento opositor Georgia Unida, abogó recientemente por un "cambio de Gobierno a través de métodos constitucionales" y acusó a Saakashvili de ser incapaz de defender la integridad territorial georgiana.

El presidente fue reelegido en enero de este año en unas elecciones adelantadas convocadas por el propio Saakashvili después de declarar el estado de excepción en noviembre de 2007 debido a las protestas opositoras.