Efectivos de las fuerzas de seguridad iraquíes y del servicio secreto estadounidense saltaron de inmediato sobre el periodista y se lo llevaron a rastras de la sala mientras forcejeaba.

Los zapatos pasaron a unos metros de Bush y uno de ellos sobrepasó su cabeza e impactó contra el muro ante el que se encontraba el dirigente estadounidense. Bush mostró una sonrisa incómoda y aseguró: "No me molesta". Poco después, restó importancia importancia al incidente. "No me sentí ni mínimamente amenazado", dijo.