Cinco acusados de participar en los atentados del 11 de septiembre de 2001, incluido su presunto cerebro, Jalid Sheij Mohamed, dijeron ayer a un juez militar en Guantánamo que quieren declararse culpables y confesar.

Los detenidos expresaron sus intenciones en una nota enviada al coronel del Ejército de Tierra Steven Henley, que preside una vista preliminar previa al juicio en los tribunales antiterroristas especiales de Guantánamo.

En la carta, leída en público por el juez, solicitan al magistrado que convoque una sesión inmediatamente "para anunciar las confesiones". En una audiencia previa, Mohamed manifestó su deseo de morir como un "mártir".

Además de él comparecen ante el juez Walid bin Attash, Ramzi Binalshibh, Ali Abdul Aziz Ali y Mustafa al-Hawsawi.

Aún no hay una fecha marcada para el inicio del juicio, pero lo más probable es que no llegue a ser en Guantánamo.

El presidente electo, Barack Obama, está en contra de los tribunales antiterroristas creados por la administración de George W. Bush en la base naval estadounidense en Cuba, que funcionan con reglas especiales que favorecen a la fiscalía.

Obama, que asumirá la presidencia el 20 de enero, prometió cerrar Guantánamo y juzgar a los detenidos en cortes federales o militares ordinarias.

Aun así, los procedimientos contra los cinco continuaron ayer en la base militar, con una vista en la que el juez escuchó los alegatos de ambas partes sobre el proceso.

La defensa pide que se retiren los cargos después de que el año pasado el entonces fiscal jefe de los tribunales de Guantánamo, Morris Davis, denunciara presiones para pisar el acelerador en los casos más llamativos de cara a las elecciones presidenciales de noviembre.

Todos los detenidos, excepto Al-Hawsawi, se representan a sí mismos, aunque reciben asesoría de abogados.

Se negaron a la representación de sus letrados como forma de protesta para quitar legitimidad al proceso.

Si los cinco detenidos finalmente se declaran culpables, el juez deberá establecer si su declaración es voluntaria, remarcó la organización Human Rights Watch, que cuenta con un observador en Guantánamo.

"En vista de los maltratos graves y la tortura a esos hombres, el juez debería requerir una investigación completa para determinar si estas declaraciones son voluntarias", dijo en un comunicado Jennifer Daskal, una experta de la organización.

Mohamed fue sometido a asfixias simuladas, según ha reconocido la propia CIA, una técnica que consiste en echar agua en el rostro del prisionero, que al inhalarla tiene la sensación de que se va a ahogar.