La presión ejercida por la oposición, que ha tomado la sede del Ejecutivo y los dos aeropuertos de la capital, unida a la negativa de Wongsawat a dimitir han agravado en los últimos días la crisis política que sufre desde hace más de un año Tailandia y ha aumentado el riesgo de asonada.

"Aquellas personas que tengan coches o conduzcan taxis deben cortar el paso a los tanques, cualquier persona que no quiera una asonada debe intervenir", declaró hoy a una radio local Suthin Klangsaeng, portavoz de la fuerza política compuesta por aliados del depuesto ex jefe del Ejecutivo Thaksin Shinawatra.

Casi al mismo tiempo, el Gabinete refugiado temporalmente en la ciudad septentrional de Chiang Mai instó al Ejército a que mantenga sus efectivos en los cuarteles.

"Las tropas deben estar en las barracas y el primer ministro no va a destituir a nadie", dijo en rueda de prensa el portavoz del Gobierno, Nattawut Saikuar.

El funcionario parecía responder así a unas declaraciones del influyente general en la reserva Pathompong Kesornkuk, quien horas antes había instado al jefe del Ejército, Anupong Paochinda, a adelantarse y dar un golpe de estado para evitar su cese.

Según Kesornrkuk, el primer ministro Wongsawat y su Gabinete sopesan la posibilidad de purgar parte de la cúpula militar, incluido al jefe del Ejército.

El general Paochinda había comparecido este miércoles y pedido al primer ministro que convocara elecciones anticipadas y disolviera el Parlamento, solución que Wongsawat desestimó.

Al mismo tiempo, el jefe del Ejército tailandés negó que los militares fueran a protagonizar una asonada como la que en 2006 depuso al anterior gobierno, también en manos del actual partido gobernante.

Aún así, los líderes de las Fuerzas Armadas se reunieron en secreto hasta altas horas de la madrugada para sopesar los efectos una posible golpe, informaron medios tailandeses.

Mientras los rumores recorren el país y la situación en la capital se deteriora, el Ejecutivo estudia en Chiang Mai declarar el estado de excepción en la Bangkok para así obligar a los soldados a disolver por la fuerza las protestas

Una opción que, sin embargo, ya fracasó con el anterior primer ministro Samak Sundaravej, miembro del mismo partido, que no logró su objetivo de recuperar el control de la sede del Gobierno el pasado septiembre debido a la reticencia del Ejército.

Los manifestantes de la opositora Alianza del Pueblo por la Democracia, que exigen la renuncia de Wongsawat, ocuparon la sede del Ejecutivo en Bangkok el pasado 26 de agosto.

Esta semana tomaron los dos aeropuertos de la capital, lo que ha dejado a miles de personas en tierra y colocado en una difícil situación al sector del Turismo, uno de los principales motores económicos del país.

Los manifestantes han advertido que no depondrán su actitud hasta que Wongsawat presente su dimisión.

La crisis política en Tailandia se remonta a las elecciones parlamentarias de 2007, ganadas por los mismos políticos que habían sido expulsados del Gobierno el año anterior en un golpe militar.