Varias federaciones locales socialistas han denunciado irregularidades en el recuento, que podrían inclinar la balanza a favor de una u otra, ya que la diferencia del resultado difundido el viernes es de tan sólo 42 votos a favor de Aubry, la alcaldesa de Lille.

La federación de Moselle (noroeste), por ejemplo, informó de que había atribuido por error 12 votos a Aubry que estaban destinados a Royal y en Gironde (suroeste) también se ha rectificado el recuento, tras constatar un fallo en la transmisión de datos que favoreció a Royal en 41 votos.

El lugarteniente de Royal, Manuel Valls, anunció hoy, en declaraciones a Canal+, que presentará una denuncia por "falsificación" del recuento de votos en uno de los distritos electorales de la ciudad de Lille, bastión de Aubry.

Se ha querido "robar" la victoria e impedir el cambio que representa Ségolène Royal, según el brazo derecho de la dirigente socialista, quien alertó de que "un gran partido democrático que aspira a gobernar el país no puede comportarse así".

La respuesta de los seguidores de Aubry ha sido casi inmediata y ha llegado por boca del responsable de la federación socialista del Norte, Gilles Pargneaux, quien anunció otra denuncia contra el propio Valls por "difamación".

De ahí que todos los medios de comunicación franceses subrayen hoy que, dos días después de las elecciones, la guerra continúa pese a los llamamientos a la unidad como el que lanzó Aubry, al afirmar que "perderemos todos si no somos capaces de unirnos".

Ella, que representa a la vieja guardia y al ala más izquierdista del partido, es por ahora la ganadora y así lo dio por hecho en su primera comparecencia pública tras la votación, en la que dijo claramente que será la nueva primera secretaria de "todos los militantes socialistas".

Su mensaje fue calificado de muy extraño por su contrincante, la ex candidata presidencial que pretende abrir el partido hacia el centro, Ségolène Royal, quien se mostró muy sorprendida de que alguien pueda autoproclamarse sin que las instancias correspondientes hayan ratificado su nombramiento.

"Martine Aubry se ha precipitado" porque los resultados van a cambiar y "sin duda, yo voy a ganar", subrayó en declaraciones a la cadena de televisión France 1.

La última palabra la tendrá el Consejo Nacional, el llamado "parlamento" del partido, en el que son más los partidarios de la alcaldesa, y que tiene previsto reunirse el martes para validar el escrutinio del pasado viernes o para poner en marcha los procedimientos que considere oportunos.

Antes de esa reunión habrá otra, este lunes, de una comisión específica que se encargará de hacer un nuevo recuento de votos y de verificar las denuncias de fraude en el proceso que se están acumulando en las últimas horas.

Sus conclusiones se recogerán en un informe que será remitido al Consejo Nacional.

Independientemente de que se decida ratificar la victoria de Aubry o acceder a la petición de Royal de organizar una nueva votación, todos los analistas y expertos políticos coinciden en que la división del partido es más profunda que nunca y en que existen riesgos incluso de escisión.

Desde la oposición conservadora se frotan las manos y se ironiza con la capacidad de "autodestrucción" del partido.

"Nosotros no hemos tenido nunca este tipo de psicodramas", hay reglas del juego que siempre se han respetado, dijo la ministra del Interior, Michèle Alliot-Marie.

En su opinión, la crisis del Partido Socialista refleja un claro problema de "posicionamiento político".