El sur de California seguía siendo hoy pasto de las llamas aunque los bomberos confían en que la menor intensidad de los vientos ayude a sofocar unos incendios que, según los últimos datos, han calcinado ya más de 800 viviendas.

Además, los incendios han arrasado alrededor de 9.000 hectáreas y causado al menos 50.000 órdenes de evacuación.

Los incendios afectan a un área comprendida entre la localidad de Santa Bárbara y el sureste de Los Ángeles. Este domingo se abrió un nuevo foco en el condado de San Bernardino, al sureste de Los Ángeles, lo cual obligó a docenas de personas a abandonar sus hogares, según los bomberos.

El fuego que se desató a última hora del viernes en Los Ángeles ha sido descrito como uno de los peores en la ciudad en el último medio siglo, aunque por el momento sólo se han registrado 11 heridos en toda la región.

Los equipos de bomberos inspeccionaron hoy a la zona de Los Ángeles más castigada por el siniestro, al norte de la ciudad, en un área conocida como Sylmar, donde se quemaron más de 500 casas móviles.

Los funcionarios informaron que perros adiestrados recorrerán el área en búsqueda de posibles restos humanos.

William Bratton, jefe del Departamento de Policía de Los Ángeles, expresó a los medios locales la preocupación de que algunos de los residentes de mayor edad no hayan escapado al incendio que comenzó el viernes de forma repentina. Los bomberos que trabajan en las tareas de extinción han logrado contener alrededor del 30 por ciento del incendio, que afecta a un área de unas 3.900 hectáreas.

Testigos presenciales como Jackie Burns, de 77 años, describían hoy a los medios las escenas apocalípticas de los últimos días, al mencionar que asemejaban el fin del mundo, una pesadilla en la que el humo lo cubría todo. "Era como mirar a un agujero negro. Me parecía el fin del mundo", indicó Burns.

Otros grupos trabajan en el Condado de Orange, al sur de Los Ángeles, donde varios focos afectaban el sábado a un área de unas 3.000 hectáreas cerca de las ciudades de Yorba Linda y Corona.

Lynette Round, portavoz del Departamento de Bomberos del Condado de Orange, aseguró hoy en declaraciones a CNN, que el fuego ha destruido o dañado 168 casas en la zona.

Cientos de bomberos trabajan también en la contención de un fuego en la acaudalada zona de Montecito, donde las llamas han destruido más de 100 viviendas.

Las autoridades meteorológicas informaron que los temidos vientos de "Santa Ana" avanzan a una velocidad de 63 kilómetros por hora en el área de Sylmar del norte de Los Ángeles, muy por debajo de los 130 kilómetros por hora que se registraron el sábado.

Los vientos también soplan con menor intensidad en el condado de Orange. Pese a las previsiones meteorológicas favorables, los bomberos calculan que todavía tardarán días antes de que puedan controlar todos los focos abiertos. Las cenizas y el humo de los incendios se propagan en un área de alrededor de 40 kilómetros en muchas de las zonas afectadas.

Las autoridades sanitarias han pedido a las personas mayores y a los niños que permanezcan dentro de sus viviendas.

La oleada de incendios llega sólo un año después de que California sufriera una de las peores devastaciones de su historia, al ser pasto de unas llamas que devoraron unas 2.000 viviendas, causaron el desplazamiento de más de 600.000 personas y pérdidas por valor de más de 1.000 millones de dólares. A eso se suman las más de 300.000 hectáreas que se vieron afectadas en junio y julio de este año en la zona por virulentos siniestros.

El periodo de riesgo de incendios en California se extiende de junio a octubre, pero las sequías de los últimos años han hecho que los fuegos sean casi una amenaza permanente.

El gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, declaró este fin de semana el estado de emergencia en las áreas afectadas por los incendios.