El último combatiente francés, Lazare Ponticelli, falleció el pasado marzo a los 110 años, recordó hoy el presidente galo, Nicolas Sarkozy, en Douaumont, muy cerca de donde se libró la batalla de Verdún (este de Francia), en la ceremonia de homenaje a los soldados caídos en la guerra.

Junto a su esposa, Carla Bruni, Sarkozy presidió el acto principal al que asistieron, en calidad de invitados especiales, el príncipe Carlos de Inglaterra y su esposa Camila, y los grandes duques de Luxemburgo.

También estuvieron presentes el presidente del Bundesrat (senado) alemán, Peter Muller; el de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el del Parlamento Europeo, Hans-Gert Poettering, entre otras autoridades.

Ante todos ellos, el presidente francés pronunció un discurso en el que dejó claro que "Francia no olvidará nunca" a los soldados que "lucharon en nuestro suelo" y que defendieron "nuestra libertad".

Tras recordar que "todos los testigos de esta tragedia han desaparecido", el mandatario francés subrayó que "ha llegado el momento de honrar a todos los muertos sin excepción".