El individuo fue detenido en la localidad de Aarhus el pasado 12 de febrero, pero a diferencia de los tunecinos -que permanecen desde entonces en prisión preventiva con orden de expulsión- fue puesto en libertad el mismo día, aunque con cargos.

La Fiscalía considera que existen informaciones que vinculan al danés-marroquí con los planes de asesinato, pero que no hay pruebas suficientes para demostrarlo en un hipotético juicio.

El Tribunal Supremo determinó hace una semana repetir el proceso de privación de libertad preventiva de los tunecinos al considerar que ni el tribunal de primera instancia ni la Audiencia Regional del Este de Dinamarca fundamentaron convenientemente su decisión.

Este dictamen obliga a los servicios de inteligencia (PET) a presentar más pruebas ante el juez, algo a lo que se habían negado repetidamente para no desvelar datos confidenciales.

Las autoridades danesas recurrieron a una disposición especial de la Ley de Inmigración en casos en que esté en peligro la seguridad nacional para decretar su expulsión administrativa inmediata.

La decisión contó con el visto bueno de los ministros de Integración y Justicia, aunque ha sido criticada por varios sectores de la sociedad danesa.

El caso está ahora en manos de la Junta de Apelación para Refugiados, que tendrá la última palabra sobre la expulsión.

La publicación de 12 viñetas en "Jyllands-Posten" en septiembre de 2005 provocó una crisis internacional con el mundo islámico que resurgió el pasado febrero de forma menos intensa, después de que varios diarios daneses publicaran de nuevo las caricaturas cuando se conocieron los planes para matar al dibujante.