Ingrid Betancourt, liberada ayer miércoles por el Ejército colombiano junto a otros catorce rehenes de la guerrilla de las FARC, recibió en la terminal militar del aeropuerto de Bogotá a sus dos hijos, que llegaron en un avión desde París.

La ex candidata presidencial subió al avión, que aterrizó poco después de la 08.15 horas (13.15 GMT), para saludar a sus hijos, a quienes abrazó y besó en la escalerilla. Junto a sus hijos, Mélanie y Lorenzo Delloye, llegaron su ex marido Fabrice Delloye, su hermana Astrid, el ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, y un equipo médico enviado por el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy.

Ingrid Betancourt, junto a su madre, Yolanda Pulecio, entraron al avión, mientras que el canciller colombiano, Fernando Araujo, recibió a su colega francés. Emocionada, la ex candidata presidencial colombiana bajó poco después abrazada a sus hijos, a quienes no veía desde hacía siete años, y confió a la prensa que este encuentro era "algo parecido al paraíso".

"Son mi orgullo y por ellos seguí con ganas de salir de la selva", dijo la ex candidata presidencial sobre su cautiverio en manos de las FARC desde el 23 de febrero de 2002.

"La última vez que vi a Lorenzo era muy chiquitín. Estoy muy orgulloso de ellos; lucharon por estar conmigo, dieron una batalla hermosísima", dijo.

Betancourt aprovechó para hacer un llamamiento a los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Ecuador, Rafael Correa, "para que ayuden a construir vínculos de confianza", algo que consideró "esencial para que podamos conseguir liberaciones unilaterales".

También insistió en la misma petición "a la comunidad internacional para que se muevan", y mencionó a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, y otros dirigentes del mundo para que "nos ayuden a que los cambios que se quieran dar en Colombia sean por vías democráticas". Volvió a solicitar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que "emprendan el camino de la reconciliación, de la paz".

Por su parte, su hija, Mélanie, se refirió al momento que vivía como "el más feliz" e insistió, como su madre y su hermano, en que tienen que "seguir luchando" por el resto de los secuestrados.

Lorenzo no pudo dar nombre al sentimiento que le embargaba, recordó que han ganado "un combate por la libertad", pero recordó que "hay secuestrados en la selva".

Por su parte, el ministro francés de Exteriores expresó su agradecimiento "de todo corazón" al presidente de Colombia, Álvaro Uribe, y "al pueblo colombiano, a todos los que participaron en la liberación de Ingrid", y también a Francia y América Latina.