La segunda vuelta de las elecciones presidenciales se celebró ayer sin la concurrencia del principal candidato opositor, Morgan Tsvangirai, en medio de un clima de violencia e intimidación ejercido por parte del gobierno de Mugabe y una creciente presión por parte de la comunidad internacional.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ordenó hoy la imposición de sanciones sobre "el gobierno ilegítimo de Zimbabue".

"Puesto que el régimen de Mugabe ha ignorado descaradamente la voluntad democrática de los zimbabuenses y sus derechos humanos, he dado instrucciones a la secretaria de Estado (Condoleezza Rice) y al del Tesoro (Henry Paulson) para que ponga en marcha sanciones contra el gobierno ilegítimo de Zimbabue y aquellos que les apoyan", explicó Bush.

La participación de los zimbabuenses en las elecciones fue mínima y según pudo comprobar Efe, muchos de los lugares habilitados para recoger los votos estaban prácticamente desiertos.

Esto contrastó notablemente con la jornada de la primera ronda, el pasado 29 de marzo, en la que horas antes de la apertura de los colegios, cientos de personas esperaban su turno para votar.

El gobierno de Zimbabue trató de ocultar hoy la escasa asistencia de electores. Anunció en el periódico gubernamental "The Herald" que la participación fue "masiva" y que los comicios se desarrollaron en un clima de paz y tranquilidad.

Sin embargo, según pudo comprobar Efe, grupos de militantes de la ZANU-PF dirigidos por veteranos de la guerra de independencia y otras unidades paramilitares recorrieron las calles de Harare acosando a los transeúntes para que acudieran a votar.

El candidato opositor, Morgan Tsvangirai, dio a conocer el domingo pasado que se retiraba de las elecciones al considerar que la campaña de violencia e intimidación hacía imposible el desarrollo de unos comicios justos y libres.

Por su parte, Mugabe, presidente de Zimbabue desde la independencia del país en 1980, respondió que la retirada de su contrincante era un acto de cobardía.

Tsvangirai animó ayer a boicotear los comicios. "Si es posible, os pedimos que no votéis", dijo Tsvangirai en una carta que el MDC hizo circular en Harare y otros centros urbanos del país, "Pero si os veis obligados a votar por Mugabe porque vuestras vidas están en peligro, hacedlo", añadió.

Ante la fuerte presión internacional recibida por el gobierno de Mugabe, el ministro de Información, Sikhanyiso Ndlovu, dijo en declaraciones a la televisión que "el mundo cree todo aquello que dice Tsvangirai".

La comunidad internacional ha condenado enérgicamente esta segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Los países integrantes del G8 dijeron ayer desde su reunión en Kyoto que no aceptarán los resultados de los comicios.

Según este grupo, debería respetarse la voluntad que expresó el pueblo de Zimbabue tras la primera ronda, en la que el partido de Tsvangirai, el MDC, se hizo con el poder en el Parlamento y ganó a Mugabe con un 47,9 por ciento de los votos.

Además, la ONU y países de la Unión Europea como Gran Bretaña y Francia han expresado su desacuerdo con el desarrollo de los comicios.

A eso se añade el hecho de que expertos han declarado la ilegalidad de las elecciones, al margen de la violencia que se ha vivido en Zimbabue. Según marca la ley electoral, la segunda vuelta de las elecciones debe celebrarse antes de 21 días después de la publicación de los resultados de la primera ronda.

Y ese requisito no se ha cumplido ya que los resultados de la primera ronda de las elecciones se hicieron públicos el pasado dos de mayo y la segunda vuelta se celebró ayer, es decir, ocho semanas después.