"He decidido no presentar mi candidatura para el cargo de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, y me quedaré en Timor Oriental en el futuro próximo", dijo Ramos Horta en rueda de prensa en Dili.

Los gobiernos de Australia, Brasil y Portugal habían expresado su respaldo a la nominación de Ramos Horta, de 58 años y Nobel de la Paz, para reemplazar a la canadiense Louise Arbour.

"Partir antes de tiempo de mi actual responsabilidad daría lugar a unas elecciones anticipadas y eso sería injusto para la gente que fue a las urnas tres veces en 2007, inevitablemente surgirían nuevas tensiones con consecuencias predecibles para el país", explicó el mandatario, a quien le quedan cuatro años de mandato.

El líder del opositor Frente Revolucionario de Timor Oriental Independiente (Fretilin), Jose Teixeira, dijo ayer que apoyarían la candidatura de Ramos Horta al puesto de la ONU, pero si se iba habría que celebrar elecciones presidenciales.

Ramos Horta no aclaró hoy si mantuvo contactos con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y se limitó a agradecer a "todos los países que en las últimas semanas" le animaron a presentar su candidatura para la posición.

El surcoreano Ban ki-moon negó ayer en conferencia de prensa en Nueva York que hubiese nominado a Ramos Horta para el cargo.

"Quiero dejar claro que no he hablado con nadie para ofrecer (mi apoyo) para la nominación", dijo Ban Ki-moon, y añadió que sus asesores han trabajado en el proceso de selección y que todavía preparan la lista final.

Ramos Horta, que ocupa la Presidencia desde las elecciones presidenciales del 2007, sufrió en febrero pasado un grave atentado contra su vida, perpetrado por el comandante rebelde Alfredo Reinado, quien murió en la intentona.

El líder timorense fue trasladado en coma asistido a Australia con tres heridas de bala y estuvo hospitalizado dos meses, antes de regresar a su país el 17 de abril.

Timor Oriental alcanzó la independencia el 20 de mayo de 2002 como una de las naciones más pobres del mundo, tras 24 años de ocupación indonesia y una violenta transición que dejó la nación en ruinas, en 1999.

La ONU se encargó de reconstruir el territorio y prepararlo para la independencia.