El texto acordado por los quince miembros del máximo órgano de Naciones Unidas tras intensas negociaciones insta a Harare a dialogar para conseguir la formación de un gobierno "legítimos", pero sin exigir que se pospongan los comicios como querían algunos países occidentales.

"El Consejo de Seguridad además condena las acciones del Gobierno de Zimbabue que les ha negado a los opositores políticos el derecho de hacer campaña en libertad e insta al Gobierno a detener la violencia", afirma el texto.

También insta al Gobierno de Zimbabue a rescindir la decisión de prohibir temporalmente las operaciones de las organizaciones humanitarias, lo que según la ONU ha puesto en peligro a más de un millón y medio de personas que dependen de esta asistencia debido a la grave situación económica del país.

La declaración advierte de que cualquier futuro gobierno en Harare "debe respetar los intereses de todos los ciudadanos" para ser legítimo y pide que se respeten los resultados de la primera vuelta celebrada el 29 de marzo que ganó la oposición.

El vencedor en esa ocasión, el líder opositor Morgan Tsvangirai, se refugió hoy en la embajada holandesa en Harare tras anunciar el domingo que retiraba su candidatura a causa de la violencia sufrida por sus partidarios a manos del Gobierno de su rival, el presidente Robert Mugabe.

En una intervención ante el Consejo, el subsecretario general de la ONU para Asuntos Políticos, Lynn Pascoe, consideró que este hecho eleva la crisis política zimbabuense a "un nivel alarmante" tras los asesinatos, agresiones y restricciones que ha sufrido la oposición.

"Las condiciones para unas elecciones libres y justas no existen y es nuestra opinión que se debe aplazar su celebración", agregó.

La retirada de Tsvangirai provocó una ola de reacciones de indignación, particularmente en las capitales occidentales, que llamaron a aumentar la presión sobre el Gobierno de Mugabe.

Fuentes diplomáticas señalaron que fue la gravedad de la situación lo que permitió por primera vez superar la negativa de Sudáfrica a elevar al Consejo de Seguridad la situación en Zimbabue, pese al drama humanitario y político que vive su país vecino en los últimos años.

"Estamos muy agradecidos a nuestros colegas, particularmente los representantes de África, el haber podido enviar un mensaje claro", observó el embajador de EEUU ante la ONU, Zalmay Khalilzad, a la salida de la reunión del Consejo que se alargó casi cinco horas.

Pretoria, que ocupa uno de los dos asientos de África en el órgano, mantiene que la crisis zimbabuense es un asunto interno que no concierne al Consejo de Seguridad.

De hecho logró que se eliminara del texto un párrafo que reconocía a Tsvangirai como vencedor de las elecciones por haber ganado la primera ronda y también una mención directa a la necesidad de aplazar las elecciones.

El embajador de Suráfrica ante la ONU, Dumisani Kumalo, destacó que el texto también apoya la mediación del presidente de su país, Thabo Mbeki.

"Todo lo que queremos es ayudar con nuestra mediación a los zimbabuenses para que resuelvan sus problemas", apuntó.

Por su parte, el embajador de Zimbabue ante la ONU, Boniface Chidyausiku, descartó que la declaración del Consejo tenga ningún efecto en el calendario electoral de su país.

"Tomamos nota de su preocupación, pero en lo que nos concierne las elecciones siguen adelante", agregó.

Esta no es la reacción de Harare que espera el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, que hoy conminó a las autoridades zimbabuenses a aplazar la elección.

El máximo responsable de la ONU desaconsejó con firmeza a Harare seguir adelante con la segunda vuelta porque "solamente haría que profundizar la división en el país y producir unos resultados sin credibilidad".

En un encuentro con la prensa anterior a la reunión del Consejo, Ban Ki-moon exigió el fin de "la violencia y la intimidación" porque "el pueblo zimbabuense tiene el derecho de vivir en paz y en seguridad".

"La situación en Zimbabue supone el mayor reto a la seguridad en el sur de África", afirmó Ban Ki-moon.