"Está en el menú", confirmó el ministro esloveno de Asuntos Exteriores antes de entrar a la cita de los líderes de los Veintisiete países miembros de la Unión Europea, que se prolongará durante dos días.

"Yo estoy a favor de levantar las sanciones, porque creo que con ellas no ayudamos mucho, pero debemos ver lo que decimos, y cómo lo decimos", explicó Rupel en referencia al delicado equilibrio que se pretende alcanzar entre las diferentes posturas de los socios comunitarios hacia la isla.

Pero Suecia y la República Checa podrían vetar la supresión de las sanciones diplomáticas a la isla -aprobadas en 2003 y suspendidas en 2005-, una decisión que debe tomarse por unanimidad.

También está en el aire la posición de Alemania, que irrumpió en la discusión el pasado lunes cuando la canciller, Angela Merkel, sorprendió incluso a su ministro de Asuntos Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, al ordenarle por teléfono que pidiera retrasar la decisión del Consejo que se celebró en Luxemburgo.

En medios diplomáticos se señalan las diferencias ideológicas en el seno de la coalición de gobierno alemana -de democristianos y socialdemócratas- como razón probable de este movimiento.

España, por el contrario, quiere trasladar a la Unión su propia política bilateral con Cuba, en virtud de la cual dialoga con las autoridades sobre todos los temas, incluidos los derechos humanos, para tratar de influir en la democratización del régimen.

Por su parte, antiguos presos políticos y organizaciones como las "Damas de Blanco" confían en que la UE no levante el castigo.

A su juicio, el fin de sanciones se podría interpretar como una victoria de los sectores más duros del gobierno cubano.

Las medidas limitaron las visitas gubernamentales de alto nivel, redujeron la importancia de la participación de los países de la UE en las manifestaciones culturales cubanas y estrecharon los lazos con la oposición.

Los ministros de Asuntos Exteriores de los Veintisiete debatirán esta noche estos dos enfoques, aunque de cumplirse los deseos de Alemania la decisión final se podría retrasar hasta la presidencia francesa de turno de la UE, en el segundo semestre del año.