De momento, los meses de conflicto podrían haberle costado a la economía nacional en torno a 3.400 millones de dólares, unos 2.200 millones de euros.

Las principales ciudades argentinas sufrieron durante la noche del lunes al martes caceroladas, convocadas de forma espontánea por correo electrónico y mensajes de texto. Así, Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mar de Plata, entre otras, asistieron a gritos, agitación de banderas y sonidos de bocinas durante horas. Algunos ciudadanos respaldaban así las declaraciones realizadas durante la jornada por el líder de una organización social cercana al Gobierno que acusó al sector agropecuario de querer dar un golpe de Estado por sus continuas protestas, reflejadas en cortes de carretera y desabastecimiento. No obstante, las marchas urbanas también rechazan la forma en que el Ejecutivo responde a las protestas y la forma en que las reprenden.

La población se muestra ya harta de que siga sin resolverse una disputa iniciada en marzo cuando Fernández elevó los impuestos a las exportaciones de granos, demasiado según los productores, que lamentan la alta presión fiscal y la escasa rentabilidad de sus trabajos. Entretanto, los argentinos notan ya falta de algunos bienes por el nuevo paro, entre ellos combustible.

Las últimas manifestaciones llegaron incluso a la Residencia de Olivos, donde se suponía que estaba la presidenta, pero el Gobierno optó por guardar silencio, según informaciones de los medios locales recogidas por otr/press. El Ejecutivo confía en lavar su imagen, al menos parcialmente, con un acto de apoyo convocada para mañana por el ex presidente Néstor Kichner, que quiere respaldar la gestión de su esposa al frente del gabinete.

LLAMADA AL DIÁLOGO

El vicepresidente del sindicato Sociedad Rural, Hugo Biolcati, pidió a los manifestantes que no caigan en la provocación y al Ejecutivo que escucha las voces de la calle e inicie "un diálogo sincero, transparente y con consenso". En este sentido, criticó que el Gobierno haya parado a una "posición férrea".

Por otra parte, comienza a especularse con las posibles repercusiones económicas de las protestas del campo. Estimaciones recogidas por 'Clarín' hablan de 3.400 millones de dólares en pérdidas, unos 2.200 millones de euros, lo que supondría un 1% del PIB nacional y llevaría a la economía argentina a cerrar el año con un crecimiento del 7,5%.