Los ciudadanos de este país, que se sumó a la guerra de Estados Unidos contra el terrorismo tras los atentados del 11 de septiembre, han sido testigos de algunos atentados contra turistas occidentales, instalaciones petroleras y barcos franceses y estadounidenses.

A principios de mes, un grupo vinculado con Al Qaeda reivindicó el lanzamiento de tres disparos de mortero contra un complejo habitado por estadounidenses y otros occidentales en Saná, en el que tampoco hubo heridos.

En marzo, un colegio cercano a la embajada estadounidense fue alcanzado por proyectiles de mortero, hiriendo a 13 niñas y 5 soldados, en un ataque que, según Washington, iba dirigido contra su embajada.