En estas imágenes, Mohammad Sidique Khan se encuentra frente a un espejo mientras sostiene la cámara y a su hija de corta edad, ante quien justifica su acción, le recomienda que cuide de su madre y anticipa que la echará de menos.

La prueba vio la luz en el juicio en que se discute la participación de otros tres sospechosos, supuestos cómplices de una masacre en el transporte público londinense que dejó 52 fallecidos. Posteriormente, la cadena BBC emitió los vídeos de Mohammad Sidique Khan, que tenía entonces 30 años, en una escena que mezcla las partes familiar y radical del suicida.

Sidique se graba a sí mismo ante el espejo mientras lleva en brazos a su hija, a quien acaricia y le explica el porqué de su sacrificio. "Cariño, ya no queda mucho tiempo. Voy a echarte mucho de menos. Te quiero con locura y has sido la mayor felicidad de mi vida" afirma en la cinta, apenado por no perderse las próximas etapas de su bebé. "Especialmente cuando crezcas, los próximos meses, cuando aprendas a caminar y a decir cosas", lamenta.

No obstante, el terrorista justifica su acción ante su hija porque, a su juicio, es lo mejor "a largo plazo". "Lo más importante es que te encomiende a Alá y que Alá cuide de ti. Hago lo que hago por el Islam, no por obtener ninguna ventaja materialista", agrega, antes de pedir a su hija, de nombre Maryam, que aprenda a luchar y cuide de su madre.

Los episodios que siguieron a la grabación de este video, sin embargo, nada tuvieron de familiares. Sidique se desplazó para luchar contra las tropas extranjeras en Afganistán, antes de regresar a Reino Unido y atentar en la capital británica junto a otros islamistas, a quienes llega a presentar como "tíos" a su bebé de meses en las imágenes.

MÁS SEGURIDAD

Los atentados islamistas perpetrados en Occidente contra medios de transporte destaparon carencias de seguridad y originaron una oleada de refuerzo de las medidas de protección, especialmente en los aeropuertos. Mientras el metro de Nueva York refuerza su protección con mayor presencia policial, Reino Unido subirá un nuevo escalón a este respecto a partir del próximo verano, cuando comenzará a escanear el rostro de los pasajeros de las instalaciones aéreas como nueva forma de pasaporte biométrico.

La noticia fue revelada hoy por el diario británico 'The Guardian', en una información recogida por otr/press que cita a guardias de seguridad para destacar la bondad de este innovador método de cara a evitar fraudes de identidad, y que actualmente dependen de la habilidad del oficial para distinguir si la cara de la persona física corresponde con la fotografía del pasaporte. Además, este sistema previsiblemente agilizará los trámites en la puerta de embarque.