Al menos 67 personas murieron ayer y otras 107 resultaron heridas en una nueva jornada de violencia en Irak, en la que se produjo el atentado más mortífero de los últimos seis meses, informaron fuentes policiales iraquíes. La ciudad de Bakuba, a 150 kilómetros al noreste de Bagdad, fue escenario de ese ataque que se cobró las vidas de cuarenta personas y dejó heridas a otras ochenta, entre ellas mujeres y niños.

Según las fuentes, el atentado, que fue perpetrado con un coche bomba en pleno centro de Bakuba, cerca de la sede del Tribunal de la ciudad y del Ayuntamiento, causó también abundantes daños materiales en edificios colindantes y vehículos estacionados en la zona. Poco después, otro ataque llevado a cabo por un terrorista suicida causaba la muerte de catorce personas y heridas a otras quince en un restaurante en las afueras de Ramadi, a 100 kilómetros al oeste de Bagdad.

Las fuentes precisaron que el suicida empotró un coche con una carga explosiva contra el restaurante, frecuentado por agentes de policía, situado en la zona de "Jamsa Kilo", en el oeste de Ramadi, capital de la provincia de Al Anbar. Sin embargo, testigos presenciales señalaron que el terrorista llevaba un cinturón de explosivos adosado a su cuerpo. Varios coches aparcados fuera del local resultaron también incendiados, agregaron las fuentes.

Por otra parte, el Ministerio de Defensa británico abonará a un adolescente iraquí una cifra récord de dos millones de libras (unos 2,6 millones de euros) como compensación por los daños ocasionados hace más de cuatro años por las heridas de bala recibidas por accidente por parte de un integrante del contingente que Reino Unido tiene desplazado en el país árabe. La cifra representa una cantidad sin precedentes, y surge como respuesta a la gravedad del caso, puesto que el joven, que tenía 13 años cuando se produjo el suceso en Basora, quedó paralítico debido a los daños en su espina dorsal y precisa atención las 24 horas del día.