El cierre de las fronteras para combatir la criminalidad y la inmigración ilegal, la abolición del impuesto de bienes inmuebles y buscar una salida a la aerolínea Alitalia y a la crisis de las basuras de Nápoles son las prioridades de Silvio Berlusconi.

Más vehemente que nunca, Berlusconi, de 71 años, recordó que ya ha gobernado Italia en dos ocasiones, que el oficio lo ha aprendido y que la primera medida que tomará será celebrar el primer consejo de ministros en Nápoles como muestra de apoyo a la región Campania para acabar con el problema de la basuras acumulada en sus calles. Su segunda prioridad es Alitalia. Berlusconi se opone a su venta al grupo franco-holandés Air France-KLM y dijo que no será difícil encontrar un grupo de empresarios italianos que se hagan con la compañía de bandera para que siga como tal.

Entre el resto de prioridades que citó destacan la lucha a la criminalidad y a la inmigración irregular con cierre de fronteras, la abolición del impuesto de bienes inmuebles, el aumento de las pensiones de jubilación, los "bonos" de mil euros a los recién nacidos, la reorganización de la Administración del Estado, la modernización de la Justicia y la reforma educativa.

Sobre la seguridad, se mostró dispuesto a cerrar las fronteras y a devolver a los inmigrantes ilegales a sus países de origen, y dijo que aplicará la ley conocida como Bossi-Fini, de 2002, que introdujo el delito específico de inmigración clandestina e incremetará las penas para los delitos más graves. Contento por el triunfo, Berlusconi defendió la polémica ley electoral, al asegurar que "ha funcionado" y ha permitido reducir drásticamente los grupos políticos en Parlamento, ahora reducidos a sólo tres en el Senado y cuatro en la Cámara de Diputados. Ante el hecho histórico de que por primera vez no entrará en el Parlamento la izquierda comunista y ecologista, Berlusconi dijo que la izquierda ya está y es Partido Demócrata.