Varios analistas consultados por Efe sostienen que ambas partes solo se sentarán a hablar después del próximo 4 de mayo, fecha en la que la región opositora de Santa Cruz, la más rica y poblada del país, celebrará un referendo sobre su estatuto de autonomía.

El próximo lunes se cumple un mes de la primera reunión que tuvo el presidente Morales con el cardenal Julio Terrazas, la máxima autoridad de la Iglesia católica en Bolivia, para evaluar su posible mediación en el conflicto.

"Es importante llegar al diálogo con una imagen de vencedor", subraya el analista Fernando Mayorga al anotar que, por eso, los líderes de Santa Cruz quieren entrar a negociar con Morales enarbolando la victoria en su referendo autonómico.

Recalca que, por el mismo motivo, el Gobierno no va a revisar antes del 4 de mayo algunas de sus decisiones polémicas como el recorte de los ingresos petroleros de las regiones o la prohibición de exportar aceite comestible, que afecta a los productores agrícolas de Santa Cruz.

Ni Mayorga ni Jorge Lazarte, también analista, tienen dudas sobre el triunfo del "sí" a la autonomía en la consulta cruceña, calificada esta semana por el vicepresidente del país, Álvaro García Linera, de "encuesta ilegal" que le va a salir "bastante cara" a los contribuyentes bolivianos.

Si para el Gobierno el referendo en Santa Cruz y los previstos para junio en las regiones de Beni, Pando y Tarija no tienen ningún valor legal, lo que la oposición rechaza es el proyecto de nueva Constitución que impulsa Morales por las irregularidades cometidas durante su aprobación.

La coyuntura política en Bolivia pasa por uno de los momentos "más preocupantes" de los últimos tiempos, alerta el politólogo Lazarte, quien fue constituyente por la fuerza centrista opositora Unidad Nacional (UN).

Mayorga coincide en el diagnóstico al afirmar que la crisis actual "es resultado de la convergencia de varios fenómenos políticos" que son poco comunes o nuevos en Bolivia.

Por ejemplo, la existencia de un Parlamento "dividido", con la Cámara de Diputados controlada por el oficialismo y el Senado en manos de la oposición, algo que no ocurría desde la década de los ochenta, según Mayorga.

Pero además, nunca en la historia de Bolivia hubo una "división vertical" de poder como la que existe ahora con los prefectos (gobernadores) regionales, elegidos democráticamente en los comicios de diciembre de 2005.

Con cinco prefectos opositores se reunió esta semana el cardenal Terrazas, días después de volver a entrevistarse con el presidente.

Pese a la disposición de los obispos a colaborar en la búsqueda de salidas a la crisis, no se ha producido ningún acercamiento entre las partes.

También estuvieron en Bolivia la semana pasada delegados de los Gobiernos de Brasil, Argentina y Colombia, y de la Organización de Estados Americanos (OEA), para "explorar" una posible mediación en la crisis.

Todos se fueron con la idea de que Morales y sus opositores deben recuperar la confianza mutua para poder sentarse a negociar.

"En el último tiempo, la confianza mínima entre ambos se ha pulverizado", reconoce Lazarte, mientras Mayorga destaca el aumento de la "beligerancia" en los discursos de uno y otro sector.

También la Unión Europea ha manifestado su preocupación por la "tensa situación" que vive Bolivia y ha advertido del riesgo de brotes de violencia que pueden amenazar la coexistencia pacífica en el país.

Después del 4 de mayo, la "necesidad" de dialogar puede ser la clave para facilitar un acercamiento, cree Mayorga.

Santa Cruz tendrá que empezar a desarrollar su estatuto autonómico y eso, a juicio de este analista, es "irrealizable" si no se logra un pacto con el Gobierno central.

Por su parte, el oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) tiene que allanar el camino para celebrar los dos referendos necesarios para validar su proyecto constitucional, que incluye la reelección presidencial por una sola vez.

Para el MAS, es fundamental asegurarse de que Morales pueda ser su candidato en las próximas elecciones generales, apunta Mayorga.

Según Lazarte, después del 4 de mayo, debe abrirse un "paréntesis" para reconducir hacia la legalidad el estatuto de Santa Cruz y, al tiempo, buscar un gran pacto nacional que dé viabilidad a las demandas de autonomía del resto de las regiones que apuestan por ese régimen.