O Porriño está atravesado por las vías del ferrocarril. Dos barreras de paso a nivel regulan la relación entre trenes, coches y peatones, pero no parecen suficientes para evitar que de vez en cuando ocurra la tragedia o que se viva en una sensación constante de peligro. Muchos vecinos deciden cruzar cuando las barreras prohíben el paso, otros se resignan a esperar y dicen que a veces esto supone 5 ó 10 minutos. La alcaldesa mantiene que la demanda de soterrar las vías tiene más de 50 años y avisa de la catástrofe que supondría un descarrilamiento como el ocurrido el viernes en el interior de un pueblo de casi 20.000 habitantes.