Los museos se han puesto serios con los selfies. En algunos sitios, como el Museo del Prado de Madrid, no dejan hacer fotos. Sin embargo, en otros está permitido entrar con cámaras, pero no con los palos selfie. Esta moda ha desatado la polémica entre los que piensan que lo importante solo es la foto y no el monumento, pero también los hay que piensan que es la única forma de dejar constancia el momento si vas tú a visitar alguna obra de arte. Personas de todas las generaciones pueden verse ya en los lugares más concurridos con este famoso palo. Algo que abre el debate entre si es solo una moda o si está dejando de lado la importancia de empaparse de los lugares culturales que se visitan.