Vilaxoán vivió ayer el día grande de unas fiestas que continúan hoy en honor a la Virgen del Rosario. Lo hizo como marca la tradición, con sus banderas en los balcones y el puerto, sus bombas de palenque, coloridos fuegos artificiales y, por supuesto, con la devoción que los vilaxoaneses profesan a esta advocación de María. La procesión desde la iglesia a la zona portuaria constituyó el punto culminante de la jornada, que se completaba con la verbena de Palladium y Atenas pero que había comenzado con un pasacalles y una misa de doce cantada por la Coral Máximo Patiño.
Virgen del Rosario en Vilaxoán
IÑAKI ABELLA
Vilaxoán vivió ayer el día grande de unas fiestas que continúan hoy en honor a la Virgen del Rosario. Lo hizo como marca la tradición, con sus banderas en los balcones y el puerto, sus bombas de palenque, coloridos fuegos artificiales y, por supuesto, con la devoción que los vilaxoaneses profesan a esta advocación de María. La procesión desde la iglesia a la zona portuaria constituyó el punto culminante de la jornada, que se completaba con la verbena de Palladium y Atenas pero que había comenzado con un pasacalles y una misa de doce cantada por la Coral Máximo Patiño.
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