Los vecinos de la zona de Rande, en la parroquia de Cedeira, advierten del peligro que supone la falta de iluminación de las obras de saneamiento y construcción de aceras que se ejecutan en este tramo de la N-552 (Redondela-Vigo) desde hace unos tres meses.

El presidente de la asociación de vecinos de la parroquia, Carlos Covelo, asegura que hace unos dos meses comunicaron a la empresa su preocupación por esta situación y obtuvieron el compromiso de que se restituiría la iluminación en la zona, "pero todavía estamos esperando", lamenta.

Covelo también señala el riesgo que supone las zanjas abiertas y el material de obra acumulado en el arcén de la carretera tanto para los peatones como para los numerosos vehículos que circulan por la carretera, una situación de peligro que se incrementa durante las tardes y noches por la falta de iluminación y la escasa señalización de la zona. "Queremos que se restablezca la luz de inmediato, aunque sea de manera provisional, para incrementar la seguridad de los vecinos, porque se trata de una zona muy transitada. No podemos estar esperando a que se produzca una desgracia para después tomar unas medidas que llegarían tarde y con lamentaciones", indica.

El presidente vecinal también recalca que los vecinos "somos conscientes de que las obras producen incomodidades y perjuicios, que todos asumimos, pero no se puede jugar con la seguridad de las personas", puntualiza.

Apoyo del PP

El grupo local del Partido Popular también ha expresado su preocupación por la situación que soportan los vecinos de Rande desde que comenzaron las obras y reclaman al concello que agilice los trámites para restablecer de inmediato la iluminación en la N-552. "Nos parece una situación vejatoria para los vecinos de Rande y un riesgo tanto para los residentes de la zona como para los numerosos conductores que circulan por la carretera", afirma la edil popular María del Carmen Amoedo.

La concejala del PP considera que la zona parece desde hace dos meses "el escenario de una batalla campal, con los arcenes sembrados de agujeros, material de obra y maquinaria pesada, incluso durante el periodo de vacaciones de los operarios de las obras", indica.

Amoedo también critica la "ralentización" las obras por el escaso número de operarios que trabajan. "Nunca hay más de tres o cuatro obreros por lo que, a ese ritmo, la ejecución de los trabajos es muy lenta. Parece una represalia a los vecinos por la presión ejercida el pasado para la contratación del saneamiento, cuando se trata de una obra necesaria y una obligación del concello", explica. Por último recuerda que otra de las obligaciones del gobierno local es la de velar por la seguridad de los ciudadanos, por lo que reclama la restauración de la iluminación en la zona.