El oficio más viejo del mundo no sólo se desenvuelve entre las luces de neón de los locales de carretera. En la comarca del Deza también funcionan los llamados "tapadillos". Con este nombre se denomina a los pisos que, sin ningún tipo de indicativo, sirven para albergar contactos sexuales a cambio de dinero.

Fuentes consultadas señalan que este tipo de oferta se concentra principalmente en Lalín y Silleda. En pisos discretos, muchas veces sólo accesibles para los ya iniciados, hay mujeres que ofrecen sus servicios. Sin embargo, la prostitución no se ciñe exclusivamente al género femenino. En Lalín también se puede contratar el servicio de hombres ambivalentes al precio de setenta euros.

La comarca no es distinta a otras de Galicia. La gran mayoría de mujeres que se dedican al "viejo negocio" casi siempre tienen en común que proceden de países en donde salir adelante es más que complicado. Por detrás, a veces está presente el siniestro mundo de la trata de blancas.