La desaparición de la antigua estación del ferrocarril y el retranqueo de la nueva terminal han supuesto cambios importantes en la fisonomía de esta plaza que se ha quedado reducida ahora a un estacionamiento por horas, un pequeño parque infrautilizado y una rotonda para canalizar el tráfico que procedente de Urzáiz y la Gran Vía se dirige hacia Alfonso XIII, convertido en una calle corredor.

La antigua estación del ferrocarril, una de las últimas de la época que se conservaban con condición de estación término y cuya historia fue estudiada con detalle por el arquitecto Jaime Garrido Rodríguez, fue declarada Bien de Interés Cultural y por tanto elemento a conservar, y por ello sus piedras permanecen almacenadas en Redondela. Desde la construcción de la nueva terminal se barajaron distintos destinos para este inmueble pero todos fueron descartados. Sólo durante un tiempo se utilizó como sede provisional de Correos.

Dos escuelas públicas y la privada de Mediero

Existían al inicio de Alfonso XIII dos escuelas públicas y también había una privada "que no puedo dejar de citar, como pequeño homenaje a dos personas que influyeron notablemente en mi vida, Don Alejandro Naharro y Doña. Emma Mediero, de una familia de gran prestigio en nuestra ciudad en el mundo de la docencia".