La vista oral celebrada ayer en Vilagarcía resultó un juicio de alrededor de dos horas en el que declararon Roberto Santos, el párroco y un total de siete testigos, de los que uno fue tachado por petición de la parte demandante por considerar que las tensas relaciones entre su familia y la de la víctima podría inducir declaraciones con malas intenciones. Asimismo, a raíz de una alegación de la defensa, la juez no consideró necesaria la declaración como testigo del médico-perito de Santos, que además en ese momento no se encontraba presente por tener otro juicio a la misma hora.

Entre los testigos, se encontraba el propietario de la empresa pirotécnica ?La Goulla?, que vendió al párroco el material para lanzar durante las fiestas, del que extrajo el niño la bomba que provocó el accidente. Según señaló, es raro que este material explote en la mano pero sí lo hace ?la destroza?.

Las declaraciones de otros dos testigos, antiguos monaguillos en la iglesia de Tremoedo, constataron que la llave de acceso al almacén estaba en la sacristía, a la que podía acceder cualquiera. El testigo del cuñado del demandante confirmó que accedía a este anexo de la iglesia con frecuencia.

Los testigos de la defensa, por su parte, constataron que el párroco dio las llaves al chico porque confiaba en él y que nunca había dado muestras de que podía realizar un acto temerario como el de aquel día.