Suena el telefono y una voz característica de mujer (siempre de mujer para este tipo de cosas) te llama por tu nombre y se identifica: "Don Miguel, le llamamos para ofrecerle, como titular de una tarjeta, un seguro de vida, accidente y bla, bla, bla..." Pasado el tiempo que la educación aconseja, contesto que se lo agradezco pero que no me interesa, muchas gracias. Respuesta: ¿lo ha pensado bien? ¿Usted tiene hijos?, piense que... Por favor señorita, le he dicho que no me interesa. Respuesta: El coste no supone... Por favor, creo que he dejado claro que no me interesa, le ruego que no siga con esto. Respuesta: Bien, que sepa que esta conversación, por seguridad, ha sido grabada. ¡!!¿CÓMO?!!! ¿Cómo se atreven ustedes a grabarme la conversación? ¿cómo me lo dicen al final en lugar de pedirme autorización al principio? ¿Qué respeto tiene ustedes por la discreción y la intimidad de una conversación por teléfono con sus clientes?. ¿Grabada por seguridad de quién? Me están empezando a preguntar datos personales, ¿Dónde está la garantía de la protección de datos? Respuesta: no se enfade que lo hacemos con todos, aunque si quiere la borramos. Mire señorita, no sólo le pido que la borren, de lo cual nunca tendré constancia, sino que a partir de hoy procedo a anular la tarjeta, que por otra parte casi no me servía de nada, pero sepa usted que eso no se hace, que para grabarle una conversación a una persona hay que pedirle permiso previamente y con mayor motivo cuando es por teléfono y el perjudicado no puede controlar físicamente la entrevista, que los usos posteriores de esa conversación pueden ser usados en infinidad de actos no deseados por la persona grabada, etc., etc.

Evidentemente cualquier persona que te llama por teléfono puede estar grabando la conversación si tú saberlo, pero de quien no te lo esperas, al menos, es de quien se presenta como alguien de quien eres cliente, y menos teniendo la desfachatez y la mala educación de no pedirte permiso, hacerlo y comunicártelo al final. ¿Será esto el progreso? De todas formas, ¡cuidado, nos graban!