La jornada electoral en Irlanda del Norte está transcurriendo como la precampaña, sin ruido y con dosis de tedio, pero nadie duda de la importancia de una consulta que podría dar a la provincia estabilidad, prosperidad y una paz duradera. Es, quizás, la última oportunidad que tienen los políticos locales de tomar las riendas del Ulster formando un gobierno autónomo de poder compartido para el 26 de marzo, fecha límite impuesta por los Ejecutivos británico e irlandés.

Londres y Dublín han recordado que la siguiente ocasión podría tardar toda una generación en presentarse de nuevo. Algunas corrientes de unionistas y nacionalistas comparten esa tesis. Dudan de la viabilidad de un pacto entre el mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP) del reverendo Ian Paisley y el Sinn Fein de Gerry Adams, el brazo político del IRA y segunda formación de la provincia.

De hecho, los escépticos creen que los principales personajes del proceso de pacificación tienen tanta historia a sus espaldas que parece imposible cualquier reconciliación a corto plazo. La atronadora y apocalíptica voz del reverendo y la figura de profesor universitario de Adams portando féretros de voluntarios del IRA se han colado en los hogares de los norirlandeses durante más de tres décadas.

No es extraño pues, que a muchos todavía les cuesta digerir la imagen de un Ejecutivo encabezado por Paisley y secundado por el "número dos" republicano y antiguo comandante del IRA, Martin McGuinness.

No obstante, eso es precisamente lo que Londres, Dublín y posiblemente la mayoría de los norirlandeses quieren que hagan los políticos de la provincia de aquí a final de mes.

De momento, habrá que esperar al resultado de estos comicios, que no se conocerán oficialmente hasta el viernes y que, según todos los pronósticos, deberían afianzar la posición del DUP y del Sinn Fein.

Ambas formaciones ven la consulta como un referéndum sobre sus compromisos adquiridos en el acuerdo de Saint Andrews el pasado octubre y aspiran, por tanto, a lograr un mandato electoral fuerte de cara a la toma de decisiones delicadas.

El DUP, que cuenta con 32 escaños en la Asamblea autónoma, espera una contundente derrota del moderado Partido Unionista del Ulster (UUP), que tiene 24, pero sobre todo, de los 13 candidatos del Partido Unionista del Reino Unido (UKU) que se oponen a cualquier trato con los republicanos.

Por su parte, el Sinn Fein confía en aumentar su lote de 24 diputados a costa de otras formaciones, pero no del moderado nacionalista Partido Socialdemócrata y Laborista, que podría recuperarse del varapalo sufrido en los comicios de 2003 a manos de los republicanos sumando a sus 18 escaños uno o tres más.

En este sentido, Adams insistió ayer en que las elecciones autonómicas son "importantísimas", pues de su resultado depende la "dirección" que tomará la política norirlandesa en los próximos años.