Una investigación -dijo- que quedó en suspenso en marzo de 2003 y "a partir de ese momento deja de tener sentido ese lugar".

Este fue el dato más novedoso que aportó durante su declaración este inspector jefe de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) de la Policía, primer testigo que comparece en el juicio y que, como el resto de policías que le sucederán, lo ha hecho amparado por el sistema de protección de testigos que impide que sea visto por el público y se conozca su identidad.

Este testigo, que declaró entre el pasado jueves y la mañana de hoy, expuso además que, a pesar de que algunos de los presuntos responsables del 11-M estaban siendo investigados antes de los atentados como el suicida Serhane Ben Abdelmajid, "El Tunecino", ningún confidente perteneciente a su unidad alertó de la preparación de esta masacre.

Al igual que expuso el jueves pasado, y a petición de la fiscal Olga Sánchez que le solicitó que hiciera un resumen de lo manifestado ese día, el inspector volvió a afirmar que el 11-M formaba parte de una "estrategia global" de los responsables de Al Qaeda "para derrotar la alianza" de países que invadió Irak y para ello consideraron que "hay que actuar individualmente en cada país y creen que hay que empezar por el eslabón más débil, que es España".

Respecto a la localización de la finca de Chinchón, dijo en un principio que la Policía supo de su existencia por primera vez en 2003, pero dejaron esta investigación "en suspenso" porque el sospechoso al que allí ubicaron, Mustafá Maymouni, había huido en marzo a Marruecos, donde fue condenado meses después por su participación en los atentados de Casablanca, en mayo de ese año.

En concreto dijo: esa finca había sido alquilada por Maymouni en octubre de 2003 y "con esos datos se localiza", aunque posteriormente matizó estas fechas.

La finca -a la que popularmente se conoce por la finca de Morata de Tajuña por su proximidad con esa localidad madrileña-, era "conocida por mi sección", según el inspector jefe, desde que fuera localizada en septiembre de 2002 en el marco de una investigación abierta a Maymouni, quien la había alquilado ese año.

En la finca se reunía Maymouni y su grupo de "acólitos" -que luego lideraría "El Tunecino"- y tras irse a Marruecos, esta célula "prácticamente empieza a descomponerse entre noviembre y diciembre", por lo que "a partir de ese momento deja de tener sentido ese lugar", explicó.

Según el inspector, "la estructura que estaba configurando (Maymouni) tiene dos cabezas: Driss Chebli y ´El Tunecino´", quien también, antes de los atentados, estaba siendo investigado en una causa abierta en relación con el acusado Rabei Osman El Sayed, "Mohamed El Egipcio".

También negó que tras el 11-M hubiera sido el acusado José Emilio Suárez Trashorras la persona que facilitó los datos, el 17 de marzo de 2004, para su localización.

Aseguró que a él "la localización exacta de la finca me llega por la labor de mi gente y el seguimiento de la BTS (repetidor de Morata de Tajuña en el que consta la activación de las tarjetas de móvil empleadas en el 11-M)".

No obstante admitió que fue Suárez Trashorras quien identificó al suicida Jamal Ahmidan, "El Chino", como la persona que había alquilado después de Maymouni la finca y para cuyo arrendamiento dio un nombre falso según pudieron comprobar los investigadores.

Sobre los confidentes policiales, el inspector destacó que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil no comunicó a su sección la existencia del ex confidente de la Guardia Civil Rafá Zouhier ni la de ningún otro que tuviera introducido en estructuras islamistas, aunque subrayó que desconocía si los colaboradores de este cuerpo alertaron de la posibilidad de un atentado o de la existencia de un "mercado negro" de explosivos.

"En mi sección no teníamos ningún conocimiento de que esto (tráfico de explosivos) se estuviera produciendo", afirmó el testigo, que apuntó que tampoco tenían conocimiento de que Trashorras y su ex cuñado Antonio Toro, ambos confidentes de un policía de Avilés, estuvieran ofreciendo explosivos a cambio de drogas.

Sobre el confidente Abdelkader El Farssaoui, "Cartagena", reconoció que dependía de su unidad y que en ningún momento se le ordenó una actuación concreta en su investigación sobre la célula de "El Tunecino", como que produjera un acercamiento de ésta al acusado Jamal Zougam.

También declaró hoy el que fuera secretario de la investigación del 11-M, que, durante su interrogatorio, fue preguntado por datos que llevaron a las detenciones de algunos de los acusados y se refirió, además, a otras personas que no están procesadas por los atentados y que están siendo investigadas en otras causas que no han sido incorporadas al sumario que se está juzgando.