"En ese espíritu ha sido creada", afirmó el artista estadounidense, cuando "la fusión de dos artes como la arquitectura y la escultura produce un renacimiento en el mundo", señaló Oppenheim al presentar su creación durante una rueda de prensa previa en el Círculo de Bellas Artes (CBA).

Fue precisamente en este lugar que atrae y aglutina gran parte de la actividad cultural de Madrid, donde el alcalde de Navalcarnero, Baltasar Santos, conoció el trabajo de Oppenheim -en una Retrospectiva para el Museo Fundación Cristóbal Gabarrón en Valladolid que recaló en el CBA- y se interesó por llevarlo al municipio.

Santos quiere dotarlo de una "identidad, singularidad y belleza urbana", señaló, e informó que el conjunto de la operación urbanística -en la que está incluida la escultura- ha supuesto un gasto de cerca de 600.000 euros.

Santiago Fisas, consejero de Cultura de la Comunidad de Madrid y Cris Gabarrón, comisario en esta "construcción inteligente para las relaciones con el entorno" acompañaron también al artista, además de Juan Barja, director del CBA, que expresó "la potencia enorme" del jardín transparente nacido como "metáfora en medio de la naturaleza".

"Chrystal Garden" forma un triángulo equilátero, de 58 metros, dentro de la rotonda de acceso a la entrada de Navalcarnero, compuesta por tres formaciones cristalinas de 3,5 metros de ancho, 7,5 metros de largo y 7 metros de alto cada una.

A modo de un esqueleto de estructuras negras de acero pesado y hierro en sus ángulos, con superficies de acero inoxidable y paneles perforados, las tres se levantan sobre un pilar de ángulos, conectadas entre sí por un pasillo para permitir el tránsito por su interior.

La irregularidad de sus formas, el uso de una malla perforada, reflectante y traslúcida, y las fluctuaciones de la luz solar a su paso, animan esas formas imponentes, que bajo ciertas condiciones parecen espejismos.

"Muchos artistas me dicen que para experimentar realmente la escultura hay que poder atravesarla y moverse alrededor, y a mí esto me suena a arquitectura", comentó Oppenheim, nacido en Electric City, California, en 1938, pero residente en Nueva York, donde tiene su estudio, y cuya creaciones abarcan performances, esculturas y fotografías.

"Supongo que empecé a pensar en estos cristales debido a lo fascinantes que son químicamente, por su mágica manera de crearse", que hace que al mirar formas y estructuras "veas edificios", comentó Oppenheim para explicar como engendró su "Crystal Garden".

Fue en pleno debate sobre los rascacielos después del 11-S, "cuando todo el mundo arquitectónico trataba de desarrollar una nueva estructura. En ese espíritu competitivo me vino a la cabeza esto, como la forma de iniciar una conversación".

Oppenheim explicó que en su obra siempre tuvo importancia el emplazamiento y el espacio, y que al ver aquel gran círculo -la zona cero-, "pensé en una obra vertical que diera la sensación de extrañeza, de obra extranjera, que no pareciera fuera de lugar, pero sí llegada de otro lugar".

Preguntado por "la paradoja" de que el arte moderno, sobre todo el abstracto, se dirija al gran público, cuando requiere una comprensión para la que no todo el mundo está preparado, Oppenheim respondió que el artista debe saber la función del arte público, y ponerlo a disposición de todos.

Oppenheim trabajó en los años 70 con la vanguardia en cine y vídeo temas asociados con Body Arte, Arte conceptual, Land Art y Performance, y en una serie exploró en su propio cuerpo, retando al "yo", los límites del riesgo particular, la transformación y comunicación.

En la actualidad está absorbido por su último encargo, un juzgado federal en Colorado. "Pienso en el uso de ese edificio, en ese lugar tan severo y serio, trato de entender el comportamiento y la psicología del espacio para unas personas que van a ser condenadas y juzgadas ahí".

La instalación de Navalcarnero es la segunda obra pública que Oppenheim inaugura en España después del "Decorado para una película" que instaló en 1998 en Valladolid "una obra sin terminar, lista para ser utilizada" en esa idea más propia del teatro que de la escultura, según el artista, que subrayó que ahí "todavía algo puede ocurrir".