Como en años anteriores, Düsseldorf fue la ciudad que sacó a la calle las carrozas más politizadas.

Una de ellas mostraba dos mulás armados hasta los dientes, representación que disgustó al secretario general del Consejo Central de los Musulmanes en Alemania, Aiman Mazyek, quien la calificó de "nada graciosa".

En otra carroza se podía ver a Adolf Hitler defecando una cagarruta con las siglas "NPD", por el ultraderechista Partido Nacional Demócrata, formación con representación en algunos parlamentos regionales.

Un tercer convoy mostraba la imagen del ministro alemán de Exteriores, Frank Walter Steinmeier, con una soga al cuello formada por las barbas del ex preso de Guantánamo Murat Kurnaz, cuyo caso lo ha puesto contra las cuerdas.

La cabalgata de Colonia, otro de los bastiones del Carnaval alemán, fue menos mordaz, aunque tampoco faltó allí el humor político, como una efigie de la canciller Angela Merkel, vestida en bañador con los colores de la bandera alemana e intentando domesticar "tiburones fiscales" y el "pulpo de las reformas".

Según cifras de la policía, cerca de un millón de personas siguieron la cabalgata de Colonia, con sus 99 carrozas, 124 orquestas y 440 caballos, a lo largo de sus 6,5 kilómetros de recorrido.

También en Aquisgrán y Bonn centenares de miles de personas siguieron festejos similares, y en la cuenca del Ruhr la policía calculó en alrededor de un millón el número de asistentes.