El proyecto definitivo de reforma del Campillo de Santa María, en el que los vecinos han puesto sus esperanzas para atajar la degradación de la zona, afectará a unos 3.000 metros cuadrados, en los que se renovará por completo la fisonomía actual.

Salvo las monumentales escalinatas de acceso a la basílica, todo lo demás será renovado, según se desprende del diseño que el concejal de Proyectos Urbanos Demetrio Gómez, presentó ayer a la asociación de vecinos del barrio que preside Pilar Señoráns, y que en próximos días se hará público en una asamblea general.

La propuesta de la empresa adjudicataria, Indeza, (elaborada por el antiguo arquitecto municipal Jesús Fole), apuesta por establecer un nivel único en todo el recinto, desde la fachada del templo hasta la confluencia del Campillo con la calle Martín Fervén. Para ello, se eliminan los escalones y desniveles situados en ambos laterales de la basílica.

En el caso del propio Campillo, se apuesta por un bulevar central, flanqueado por dos hileras de árboles.

Todo el conjunto combinará el pavimento de piedra con césped, y se señalizará en el suelo, con piedra negra de Campo Lameiro, la antigua residencia de los Montenegro, a la izquierda de las escaleras de acceso a la basílica. Al fondo, se emplazará una fuente de hierro, para rememorar la Pratería Vella. Se trata de la fuente ahora existente, sin funcionar, en el arranque de la Rúa Alta.

Además de la reforma del Campillo, el plan de actuación en el entorno de Santa María incluye la remodelación de todo el paseo de Santa María, las calles Churruchaos y las que rodean la Casa Consistorial y el Teatro Principal, Isabel II y la plaza de las Cinco Calles.