Ágatha de Santos / VIGO

Estudiaron juntos en el Instituto Superior de Arte de La Habana. Después siguieron caminos diferentes hasta acabar asentándose, tras muchas vueltas por el mundo, Nelson Villalobos en Vigo y José Franco en Buenos Aires, aunque éste vive ahora en París "temporalmente", matiza. Tras quince años sin contacto, la Red de redes volvió a conectar a estos dos artistas cubanos hace un año y esta resurgida amistad ha servido para que Franco conozca la tierra de sus abuelos. "Mis cuatro abuelos eran de Galicia, de Ferrol", comenta José Franco, cuya obra estará presente por primera vez en la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid, ARCO, que se inaugura mañana, en la colectiva "Monstruos devoradores de energía" que se exhibirá en el espacio de la Casa de América.

La participación de José Franco en este proyecto -en el que medio centenar de artistas cubanos han transformado frigoríficos de los años cincuenta, aún en funcionamiento, en obras de arte-, fue casual. El azar hizo que estuviese en La Habana cuando el artista Mario González estaba organizando esta iniciativa artística, que se exhibió en la Bienal de Arte Plástica de La Habana de 2005.

"Cuando me lo propusieron estaba inmerso en una serie dedicada al 11-S, tragedia que me impactó muchísimo y siguiendo ese trabajo realicé la obra", recuerda José Franco en el estudio de su amigo Nelson Villalobos, con quien acaba de editar una serigrafía de su anterior serie "El enlazador de mundos", y que ha sido el primer trabajo que estos dos amigos realizan juntos.

La obra-nevera de Franco, titulada "Punto de no retorno", semeja una torre asfixiada por una enorme serpiente con alas de avión, en clara alusión al ataque de las Torres Gemelas. La relación entre hombre y naturaleza es una constante en la obra de este pintor cubano, en la que elementos como las plantas, alas de mariposa, pieles de animales y plumas, de gran colorido en su última etapa iniciada en Francia, parecen querer salirse del lienzo o de la instalación, porque Franco cultiva también esta disciplina y la escultura.

Su paso por la tierra de sus antepasados ha sido fugaz, tres días que apenas le han permitido tomar contacto. No obstante, su intención es volver. "Me gustaría exponer aquí", asegura el creador cubano.