El Vigo Valery Karpin agoniza en la Superliga de voleibol. El club más veterano de España en la categoría, con quince años de antigüedad, mira de forma irreversible el descenso. Puede evitarlo en las cinco últimas jornadas, pero para ello necesita una carambola casi imposible. La derrota del pasado sábado ante Jusan Canarias suena a despedida.

Los responsables del club pronuncian frase lapidarias. Guillermo Touza, el presidente, dice que "no tenemos recorrido. Esto se terminó". Pablo Alonso, el entrenador, lo resume al manifestar que "se acabó". Pero a ambos le queda el orgullo.

El técnico se rebela ante la grave situación. Señala que "no me planteo dimitir, ni mucho menos. Seguiré hasta el final, pase lo que pase. No abandono el barco. Si es necesario iré a los partidos con cuatro jugadores". Reconoce que "nos hemos equivocado en un alto porcentaje en los fichajes" y añade que "el que quiera marcharse ahora tiene la puerta abierta".

Pablo Alonso es contundente, a pesar de que ya le pasó parte del enfado después de perder ante el Jusan Canarias. En ese partido decisivo el técnico percibió que "la sensación de que algunos jugadores estaban ya pensando en la próxima temporada. No hubo compromiso. No hicimos nada bien. Me resulta incomprensible y difícil de entender".

Sólo cuatro victorias en todo el campeonato son una muestra de los problemas que atravesó el Vigo Valery Karpin desde el mes de septiembre. Pablo Alonso no se quiere esconder. Rotundo, afirma que "soy el responsable al cien por cien. Que nadie lo ponga en duda. Pero insisto, pase lo que pase seguiré en el banquillo. Es mi obligación. De los errores también se aprende".

La situación es tan tensa que el pasado sábado se produjo una escena ilustrativa. Dos jugadores del Vigo Valery Karpin se enzarzaron en una fuerte discusión durante un tiempo muerto. El público se dio cuenta del detalle, que no pasó desapercibido.

Un futuro incierto para el voley vigués

El Vigo Valery Karpin descenderá, salvo una gran sorpresa, a una categoría nacional que todavía no tiene nombre, o al menos, no lo sabe Guillermo Touza. Es una competición parecida a la Superliga, aunque de menor nivel deportivo y de nueva creación. Se juega por toda España. Eso quiere decir que los gastos serán similares. El futuro del club es ahora mismo una incógnita. Se puede dar el caso de que desaparezca, opción que siempre se ha comentado en privado. En caso de descenso se acabarían determinados apoyos y la situación económica podría llevar a la entidad a la quiebra. Guillermo Touza y su equipo directivo siempre han elaborado presupuestos demasiado ajustados. El soporte económico quedaría muy tocado. Una forma de ajustarlo sería el fichar a jugadores vigueses, aunque la cantera tampoco atraviesa por su mejor momento. Guillermo Touza, el veterano dirigente, dice que "ya ni siento ni padezco. Me parece todo increíble". Y hace un recuerdo al desvelar que "contamos con un buen patrocinador, una pista nueva y en teoría unos jugadores de calidad. Pues todo eso no ha servido para nada".