Javier Sánchez de Dios / Santiago

Es uno de los más brillantes oradores del Parlamento, quizá de los pocos capaces de enhebrar un discurso relativamente largo sin un solo papel sobre el atril. Lo que quiere decir que sabe usar las palabras y, a la vez, medirlas, de forma que no da una de más, pero tampoco de menos.

- El BNG no parece quererle mucho a usted, conselleiro.

-No tengo yo esa percepción. ¿Por qué lo dice?

- Porque la mayor parte de las críticas que produce, excluidas -claro- las que van contra la oposición, se dirigen hacia su área. La última, para el proyecto de estatuto de los ex presidentes.

- Insisto en que debe haber consenso, pero no veo ese rechazo que usted dice.

- Pues el señor Aymerich, portavoz parlamentario del Bloque, dijo que no conocía el proyecto pero que por lo que sabía no era aceptable.

- Bueno, el señor Aymerich no es el portavoz del Bloque dentro del Gobierno. Mis interlocutores son otros, bien cualificados, y es con ellos con los que debo comentar, plantear, negociar y en su caso acordar aquellos asuntos que el presidente decide que se tramiten.

- ¿Me está diciendo que no le informan al portavoz parlamentario nacionalista?

- Le estoy diciendo lo que le estoy diciendo, pero todos hemos sido testigos del último congreso nacionalista, somos conscientes de la situación que se ha creado. Nuestro objetivo es lógicamente respetar a las fuerzas políticas y tratar de buscar acuerdos con los miembros del Gobierno primero, y en ese sentido hay unos interlocutores bien visibles, ya dije que cualificados, a los que mantenemos informados de todo aquello que es objeto de la acción del Gobierno.

- El proyecto plantea un trato para los ex presidentes que pocos discuten desde el punto de vista honorífico, pero desde el económico ya es otra cosa. ¿No es demasiado dinero comparado con la media de los ciudadanos?

- Esta Xunta ha hecho un esfuerzo desde hace mucho tiempo para poner al alcance de los ciudadanos las retribuciones brutas de todos los cargos públicos y de todas las personas que dependen de la vida política en el ámbito del Gobierno. Y eso creo que acabará haciendo comprender a la opinión pública que esos salarios como en cualquier otra organización obedecen a una lógica, opinable pero a una lógica, que están jerarquizados y en el caso que nos ocupa podremos discutir si los salarios del Consello Consultivo son muy altos, son adecuados, son bajos o particularmente elevados, pero lo cierto es que quienes forman parte de ese órgano parece que no deben serlo en condiciones que menoscaben su dignidad o supongan una afrenta.

- Usted ha dicho que o hay consenso o el proyecto no sale, y el presidente está dispuesto a dar marcha atrás...

- Mire, soy optimista y creo que al final se llegará a un acuerdo en un asunto que lleva mucho tiempo sobre la mesa, que ha sido objeto de distintos intentos y que todo el mundo es consciente de que debe ser abordado antes o después.

- Si usted fuese un ciudadano de a pie ¿entendería que cuando una pensión media no llega a ochocientos euros al mes haya quien cobre seis mil de fondos públicos?

- Creo que tenemos que hablar con claridad de lo que cobran las personas que desempeñan tareas en la Administración. Por ejemplo, yo estoy preocupado por las retribuciones de funcionarios que ocupan proyectos estratégicos, que tienen retribuciones inferiores mensuales a los tres mil euros para hacer jornadas de diez horas y para estar permanentemente disponibles aparte de para asegurar que la Administración funcione, y que además cada vez que cambia el Gobierno pueden ser destituidos y perder una parte sustancial de esas retribuciones. Y ese tema de los salarios queremos resolverlo porque nos estamos encontrando con un hecho que también debe ser conocido: no hay candidatos para cubrir puestos con esas características, y si no abordamos los problemas de los directivos de la Administración pública tendremos una administración mediocre que no es eficiente y que desperdicia recursos. Hubo ya dificultades para cubrir direcciones generales, por ejemplo.