Atacan a plena luz del día. Los lobos atemorizan a la parroquia de Padrosos en el municipio de Crecente, donde los vecinos se muestran desesperados y piden soluciones a la Administración. "Que os collan e os prendan en cercados e alí lles dean de comer", afirma Francisco Rivas Pedrosa, quien se queja de la excesiva protección de los cánidos.

José Daniel Vázquez, que posee una granja con más de 140 cabezas de ganado lanar, caprino y caballar, asegura que el lobo va destruyéndole poco a poco "y me desafía". Este vecino posee una lista con numerosos ataques que suceden de forma constante desde hace dos meses. "Parece que vén á miña procura", susurra entre dientes.

Ayer por la mañana, entre la niebla de los montes de "Virxe do Camiño" le sorprendió de nuevo. "Atacou a tres metros, era un lobo enorme, como un potro... Nunca antes fixera algo así, agora temo por mín e pola xente da zona", asegura Daniel.

"Acaban con nós"

La vida en As Bouzas y O Retiro, en Padrosos, podría ser tranquila. Queda muy poca gente porque los más jóvenes prefieren la ciudad. Los mayores cuidan los rebaños y algunas fincas de maíz y evitan así que la maleza se apodere del paisaje. La zona esta cercana al Miño y más allá, después de la frontera portuguesa, se extiende el espacio natural de A Peneda-Gerês, uno de los parques naturales del país vecino.

Los paisanos no saben si los animales salvajes viven cerca o vienen de más lejos pero están seguros que sus ataques "acaban con nós e quítannos as ganas de vivir aquí". "Los jabalís acaban con nuestras fincas de maíz, pero aunque protestemos no pasa nada, estos bichos están muy protegidos...", afirma una señora de la zona.

A Daniel le retiraron las escopetas hace un par de años. En el expediente figura "caza furtiva", pero él dice que se trata de un error. "Dicen que soy furtivo, el subdelegado del Gobierno me retiró las armas porque afirma que no estoy preparado psíquicamente para tenerlas, yo no lo entiendo..." añade. Sin las carabinas se siente más solo ante el peligro.

Ayer el lobo atacó al rebaño mientras él estaba presente, y no pudo más que coger un palo. Se asustó pero logró que la fiera huyera no sin antes marcar con sus colmillos el cuello de una cabra. Días antes, el destino fatal fue para un potro de una de sus hijas. El lobo atacó sin dolor y mató al animal. "Ahora mis hijas temen venir a la granja, y yo la verdad es que también temo", indicó.

Delante de gente

Añade que conoce al lobo "y era auténtico". Dice que a este animal "hay que tenerle respeto pero no miedo", aunque reconoce que ayer le dio una taquicardia. "Los lobos nunca atacaban delante la gente -asegura- pero ahora ya lo hacen". Relata cada uno de los ataques de los últimos dos meses. Cada semana dos veces,"a mí me mató dos potros, varias ovejas, incluso ejemplares del Camerún... a otro vecino ocho ovejas".

Por su parte, Francisco Rivas está muy preocupado porque "ya no se puede dejar en las fincas a los animales, hay que estar cerca y prevenido".

Rivas dice que quiere al lobo y a la raposa, "pero tendrían que hacerles una cerca de tres mil metros y meterlos ahí, y que les den de comer".