Ibarretxe compareció a la una de la tarde ante los medios de comunicación en la sede de Lehendakaritza, en Vitoria, acompañado por todos los consejeros del Gobierno vasco, después de que esta mañana haya prestado declaración ante el TSJPV, en calidad de imputado, por la presunta comisión de un delito de desobediencia al reunirse con Batasuna en abril del pasado año.

Tras justificar sus contactos con la formación ilegalizada en que la solución al "conflicto político" de Euskadi "es imposible sin diálogo con todas las sensibilidades políticas", Ibarretxe explicó que su decisión de no contestar a las preguntas del abogado del Foro de Ermua durante el interrogatorio de esta mañana se debe a que esta organización sólo aporta "odio y crispación".

"No está generando un clima para convivir, por construir la paz. No está apostando por construir un modelo de sociedad vasca en convivencia, sino por destruir la convivencia", reprochó al Foro de Ermua. Ante esta situación, consideró que era "una actitud de dignidad" negarse a responder a las preguntas de esta asociación.

El lehendakari aseguró tener la conciencia "absolutamente limpia" porque, al mantener varias reuniones con Batasuna, hizo "lo que debía". "Sólo en un país de locos se puede encausar a un presidente por hablar con diferentes sensibilidades políticas para arreglar los problemas", añadió, para calificar de "solemne barbaridad" su imputación.

DIALOGO

Uno de los argumentos aportados por Ibarretxe en su declaración fue el que los contactos con Batasuna respondían a un compromiso adoptado con los ciudadanos. "Di mi palabra a la sociedad vasca de que iba a hablar con todos y de todo para buscar una salida al conflicto político, porque, sin diálogo político entre todas las sensibilidades de este país, es imposible encontrar una salida", subrayó.

Como parte de esta línea argumental, la defensa de Ibarretxe entregó al juez instructor el acuerdo del Gobierno de coalición y su discurso del debate de investidura, en el que recordó que ya adelantó que iba a "seguir hablando" con todos los sectores políticos vascos.

"No se puede criminalizar el diálogo, porque esto supone regresar al pasado destructivo", manifestó, para luego añadir que, con su actitud, el Gobierno no está pretendiendo que el lehendakari no pueda ser juzgado si comete un delito, sino que tan sólo está mostrando su rechazo a una decisión judicial que "vulnera" su derecho a hacer política.

El líder del tripartito también explicó al TSJPV que el objetivo de sus encuentros con los distintos sectores políticos, "también con Batasuna y la izquierda abertzale", fue el de "buscar la paz y el acuerdo político entre todos".