Los embarazos en madres a partir de los 35 años de edad multiplican los riesgos para la madre y el bebé. Expertos médicos como Eduardo Yáñez González, presidente de la Sociedade Galega de Contracepción, inciden en esta advertencia. Incluso van más allá. A los 49 años, el riesgo de Síndrome de Down se da en un caso por cada ocho partos.

Los estudios realizados hasta el momento han establecido tablas donde se descifra como el riesgo va incrementándose a medida que la edad de la madre aumenta. De esta manera, a los 25 años se registra un caso de Síndrome de Down por cada 1.250 niños nacidos; a partir de los 35 años de la madre, se da un caso por 280 partos.

Ya a los 40, se dispara la probabilidad al aparecer un caso por cada 97 alumbramientos. Yáñez González remarca que "la diferencia es abismal".

Este ginecólogo recalca cómo a partir de los 35 años aumentan los riesgos para el futuro bebé de sufrir alteraciones de tipo genético pero también para la madre. "Crecen las complicaciones que pueden ocurrir como embarazos con diabetes, mayor frecuencia de los vómitos, hipertensión...", señala.

Todos estos problemas se suman a la alta probabilidad de que el bebé sufra malformaciones y a un aumento del riesgo de sufrir un aborto. "Con frecuencia, hay abortos por malformaciones y amenaza de parto prematuro o niños con bajo peso", relacionado con las complicaciones que estas mujeres pueden tener durante el embarazo, explica Yáñez.

Sin embargo, el ginecólogo agregó que aunque los embarazos tardíos "no son recomendables, hoy en día la ciencia médica tiene avances considerables y se llegan a obtener embarazos de niños sanos en mujeres incluso de 60 ó 67 años. Pero eso no es habitual. Desconozco el caso completo, pero -a lo mejor- esa mujer, para tener un hijo normal, tuvo que tener bastantes fracasos antes".

Otros expertos en el campo de la psicología ven otro tipo de problemas en las madres tardías, especialmente las mayores de 50 años. Estos especialistas inciden en la alta probabilidad de que los niños sean huérfanos a temprana edad, lo que podría acarrear problemas a los pequeños al verse privados del sostén afectivo de la madre.

Además, estos expertos reflexionan sobre la idoneidad de que una mujer de 50 años o en el caso de la mujer de 67 años pueda llevar el ritmo agotador de juegos y necesidades vitales de un pequeño de dos, cinco o diez años.