Es poco común que veamos juntas las palabras monja y feminista, y aún menos que a una mujer que asuma ambas condiciones le oigamos decir en Latinoamérica que los gobiernos de la región deben despenalizar el aborto, porque "el dolor de los principios es abstracto, pero el dolor de la mujer que no quiere y no puede dejar que se desarrolle su embarazo es un dolor concreto, que se siente en la piel". Eso es la brasileira Ivone Gebara, que pasó por Vigo para participar en en un encuentro sobre los cristianos del siglo XXI.

- Me recuerda usted aquellas monjas que en el siglo XII y XIII empezaron a escribir la primera literatura religiosa femenina desde los conventos...

-Todas esas mujeres del siglo XII y XIII como Hildegarda de Bingen o Margarita Porete o posteriores como sor Inés de la Cruz son hoy recuperadas por el feminismo teológico como precursoras, aunque nunca entendidas como feministas. Pero han sido precursoras de algo actualísimo: una percepción diferente del mundo a la de la racionalidad masculina.

En la parroquia del Cristo da Victoria estuvimos con esta monja, teóloga y activa feminista que terminó Filosofía en 1966, se hizo religiosa al año siguiente, perfiló en los 70 un modelo de intelectual comprometida con los pobres y opuesta a la dictadura militar de esa etapa en su país y, desde los 80, inició un nuevo camino cuando alguien le hizo ver la necesidad de observar la realidad desde una perspectiva de género. Obras como "Teología a ritmo de mujer" o "Ecofeminismo y liberación" son una muestra de ello.

- Para situarnos ¿qué cristianismo representa usted?

- Es muy difícil contestar a eso. Diría muy en síntesis que es aquel que, desde el ejemplo de Cristo, mira el mundo desde la gente que está marginada y no sólo los pobres sino, más concretamente, las mujeres que estamos sometidas por el sistema político y económico y, de modo especial, por el religioso.

- ¿Cree que la Iglesia católica está perdiendo el mundo de las mujeres?

- Creo que está perdiendo el de las mujeres luchadoras y conscientes de su propia condición femenina, no la gran masa alienada que llena las iglesias y aceptan ser objetos de decisiones superiores.

- ¿Por qué chirría la palabra monja unida a la de feminista?

- Porque la tradición conocida es de las monjas obedientes sometidas al orden patriarcal de curas y obispos. También pasa con las teólogas: el pensamiento teologal femenino no existe oficialmente.

- ¿Eso supone que hay que dar a las mujeres un protagonismo mayor?

-Si dice usted "hay que dar" suena a concesión de los varones pero es un derecho nuestro a conquistar porque fue tomado y se perpetúa ideológicamente para mantenernos sometidas a los que se consideran por su sexo los únicos representantes de Dios.

-¿Sacerdotisas y obispas?

-También sacerdotisas, obispas y, por qué no, papas pero no es sólo eso, no es mantener la actual estructura jerárquica sino crear otro modelo eclesial. Yo no creo mucho en el Papado, creo más que tendríamos que entrar en el Consejo Mundial de las Iglesias o algo así. La Iglesia actual no reproduce el modelo de las primeras comunidades cristianas sino el teocrático y jerárquico de Constantino.

- Recientemente un cardenal me decía que la Iglesia no está para adaptarse a las circunstancias...

- Son posturas muy distintas la de este señor cardenal y la mía. Él cree que hay algo de estático en la Iglesia que se repite todo el tiempo pero hay cristianas como yo que pensamos que la vida es dinamismo y que las cosas no se viven de la misma manera, sea el amor, el compartir... Yo pienso que la Iglesia se recría en cada tiempo a partir de las preguntas de la gente.

"Creo que existe un misterio mayor, se le llame Dios o no"

Asesora de grupos populares, sobre todo de mujeres, profesora visitante en diferentes universidades, autora de numerosos libros y artículos de filosofía y teología en la perspectiva feminista de la liberación, esta religiosa de las Hermanas de Nuestra Señora ya fue conminada al silencio en los año 90 por la jerarquía religiosa, que la trasladaron a Bruselas con la esperanza de acallar su rebeldía.

No eludió la respuesta a temas tan delicados para la Iglesia como el de la vida cuando le preguntaron sobre el aborto. A nosotros tampoco. "El aborto es algo muy duro para la misma mujer, algo que le produce sufrimiento pero los varones no saben ponerse en el cuerpo de una mujer para entenderlo. Nadie lo quiere, no depende del querer o no querer sino que cuando se torna un problema social hay que pensarlo socialmente, hay que ver los casos concretos, muchos de ellos llenos de violencia, pobreza o desinformación. Si una niña de 15 años dice que no puede tener a su hijo, la sociedad no tiene derecho a señalarla como culpable. Por eso estoy a favor de la despenalización del aborto pero acompañada de una educación sexual".

Ivone Gebara cree que existe un misterio mayor, se le llame Dios o no, aunque piensa que hay construcciones interesadas de dios. Y opina que las creencias religiosas no pasarán, si acaso se reformularán: "Yo apuesto por un espíritu crítico humanista que afecte al mundo islámico, judío y cristiano. Nuestra Iglesia es muchas veces esclava de sus normas, leyes y principios y se muestra encorsetada e incapaz de responder a las nuevas preguntas de la gente."