Un amigo me para por la calle y pregunta por qué aún no he escrito nada sobre la excarcelación o no del etarra De Juana Chaos. Me quedo mirándole unos segundos y opto por contestar la verdad, que siempre es el mejor modo de no equivocarse: "Porque no sé qué decir". Demasiados matices y circunstancias, y también pasiones, como para tenerlo claro. Eso mismo debió de pasar en la Audiencia Nacional, que acabó llevando el asunto al pleno. ¿Ha acertado en su decisión de ayer? Hay tantas razones para decir que sí como para decir que no, pero un tribunal, a diferencia de un columnista, tiene que decidir siempre. El derecho a la duda está muy desprestigiado, pues en una cultura como la nuestra, marcada por el Doctor Fausto, hay que probarlo todo y saberlo todo. Y, sin embargo, esa duda es la que al final nos salva, y hasta la que nos diferencia de ETA, que cuando mata, mata sin dudar.