La "masculinización" de las hembras de caracola de mar es un ejemplo "paradigmático" de la acción de un contaminante, en este caso concreto del tributilo de estaño (TBT) sobre el funcionamiento del sistema endocrino de un organismo animal. La comunidad científica asegura que desde la Segunda Guerra Mundial se han vertido al mar un gran número de contaminantes como el TBT, usado hasta 2003 en las pinturas "antialgas" de los buques. "A veces no sabemos lo que vertemos al mar. Utilizamos nuevos productos que, como todo, tiene su lado positivo y negativo", comenta Joan Albaigés, investigador del Centro de Estudios Avanzados CID-CSIC. Este científico asegura que en el caso de los gasterópodos, la influencia del TBT ya era conocida hace más de diez años, pero que su uso todavía está permitido en los barcos con más de veinte metros de eslora. "Los gasterópodos son los animales más sensibles al cambio de sexo, son claros indicadores de que existe contaminación", apunta. Albaigés asegura que las administraciones, una vez detectado el problema por científicos, deberían adoptar las medidas necesarias para frenarlo. En el caso de Galicia, la Consellería de Medio Ambiente ya destinó en 1999 una partida económica para ayudas de I+D encaminada al estudio del fenómeno del "imposex" en la Nucella lapillus.