La inmobiliaria del ex futbolista Valery Karpin estudia la posibilidad de retirar su proyecto para el barrio del Cura, si se confirma su segregación del Plan General de Ordenación Municipal (PGOM) para ser tramitado como un plan especial, lo que implicaría un retraso de al menos dos años. El ruso, que participa en la actuación asociado con el madridista Míchel Salgado, se reunirá esta semana con la alcaldesa, para conocer de primera mano una decisión de la que asegura haberse enterado por los medios de comunicación.

La retirada del proyecto tendría como consecuencia la aplicación literal del plan especial de protección interior del Casco Vello, que se aprobará en los próximos meses, que incluye entre otras previsiones la construcción de un alto edificio en el solar del antiguo asilo y la de la torre de la calle Santa Marta, adquirida por Karpin con el compromiso de no levantar más plantas que las ya construidas.

"La ciudad debe elegir el modelo que ciudad que quiere: si más de lo mismo, o algo de lo que los vigueses puedan sentirse orgullosos; es una decisión política", manifestó un portavoz de la compañía del ex céltico, que calificó la determinación de segregar el proyecto de "gran varapalo".

La inmobiliaria de Karpin está molesta con el Ayuntamiento tanto por el fondo como por la forma. Recriminan a las autoridades municipales que no hayan informado directamente a la empresa de la decisión de tramitar el proyecto como un plan especial, y lamentan que "no sirviese de nada atender las sucesivas reclamaciones del Concello".

"Hace dos años nos dijeron que no podía ir en el plan especial del Casco Vello para no retrasarlo, y el plan todavía está sin aprobar. Nos sugirieron que lo formuláramos como alegación al PGOM y así lo hicimos; nos reclamaron un túnel y lo pusimos; nos pidieron que paráramos la torre de Santa Marta y también accedimos. Y ahora nos sorprenden anunciándonos por la prensa que separan el proyecto del Plan General", lamentó el portavoz de la inmobiliaria.

La empresa recuerda que pese a lo ambicioso del proyecto, éste se ha tramitado "sin conflictividad", con permutas con los propietarios y "acuerdos con distintos colectivos", entre ellos la congregación religiosa afectada. "Eso demuestra que se han hecho bien las cosas, pero parece que no sirve de nada", lamenta la empresa.