Quiero ser madre adoptiva. Para ello he empezado un largo camino que ya dura más de un año, reuniones informativas, paciencia infinita, la presentación de documentación y solicitud, mucha espera, en mi caso de seis meses y medio, entrevista de valoración en la Xunta de Galicia... realmente es duro pensar que alguien tenga que "valorar" si eres apto o apta para ser madre o padre, cuando en el fondo, si tienes un hijo biológico (que mal suena por cierto), nadie valora si vas a ser buen padre o madre, si le vas a cuidar bien o mal o si te lo puedes permitir o no... Entiendo que los niños no puedan venir a la ligera, que hay que intentar que lleguen a un mundo mejor pero con los mínimos riesgos posibles y que lo que se busque sea su estabilidad, pero es un horror que de unas comunidades a otras haya tantas diferencias, que las exigencias sean tan dispares, pero, es un horror mucho más grande que los niños mueran de hambre, frío, o soledad... que los orfanatos estén llenos y, como en mi caso, estén las adopciones bloqueadas simplemente por problemas burocráticos dentro y fuera de nuestro país.

Mi hijo o hija va a venir (probablemente y si nada más falla) desde Etiopía. Allí hay un cierre de puertas entrecomillado para las adopciones con España desde el pasado mes de abril. Sólo llegan niños a través de la única asociación autorizada de momento en el país, y otros que vienen a cuentagotas pues se ha permitido rematar aquellos expedientes que ya estaban entregados. Ahora aún que nadie hable de ello y en la prensa apenas salga algún artículo breve, hay muchas familias en una larga lista de espera, familias que sin ayuda económica de ningún tipo afrontan una aventura que les lleva a cumplir un sueño, un sueño eterno, difícil de conseguir y que no deja de ser un largo camino lleno de obstáculos que hay que ir sor-teando según avanzas y que parecen estar puestos ahí simplemente para que, en alguna parte del camino, te rindas.

Somos muchos, muchísimos los que no sólo no nos rendimos, sino que, cada vez, cogemos mayor impulso, y tenemos más y más ilusión, pero, hay que reconocer que estos niños, en vez de llegar con un pan debajo del brazo llegan con un crédito... y no porque un niño cueste dinero, ni mucho menos, simplemente porque, como digo, la burocracia lo complica todo.

Ahora esperamos la acreditación en Etiopía de una asociación gallega para adopciones en ese país, como la única posibilidad de que este sueño se realice, pero otra vez será lento, cuestión de nuevo de paciencia infinita, ansiedades y tilas... para que luego digan que los hijos adoptados no son iguales que los biológicos. Desde luego, no los llevamos en nuestros vientres 9 meses, pero tal vez estos "embarazos sicológicos" duran incluso más que los largos embarazos de las elefantas, pues estos niños llevan muchos meses en nuestros corazones.

Paula Pahíno Álvarez - Vigo