Empotrado en una zanja de un cruce de caminos, el vehículo donde se halló el cadáver llamaba la atención, demasiado para un vecindario que vive con un pie en el rural ourensano y donde la muerte acostumbra a aparecer por causas más naturales. Por eso el teléfono del 112 no tardó en sonar. Por eso los vecinos salieron de sus casas a preguntar, aunque después nadie sabía nada. Sí vieron como la Policía Nacional cercaba la zona e infringía un serio control sobre los que accedían a ella. Los trabajadores de la panadería del barrio de Vistahermosa fueron los primeros en llegar. Se les pidió la documentación. Ellos vieron cómo el forense procedía al levantamiento del cadáver, alrededor de las 4,30 horas de esta madrugada siniestra.

Y aunque la mayoría afirma que no vio ni escuchó nada, otros, que viven en el edificio que hace esquina en la calle carretera del Seminario, aseguran que vieron a un individuo salir del Peugeot y subirse a otro coche en el que se dio a la fuga. Por la tarde, pese al despliegue policial y a la difusión de medios aún había gente que no se había enterado. "Se andan con disparos xa ao pe das nosas vivendas non sei donde imos a pagar", comentaba a coro un grupo de mujeres mayores que caminaba por la tarde por cerca del lugar de los hechos con un ojo puesto en la zanja. Una pareja recordaba que había visto a la 1,30 horas de la madrugada el vehículo con las cuatro puertas abiertas y gente al otro lado de la acera, pero pensaron que se trataba de un accidente.

Los vecinos de donde vivía el fallecido, en calle Murillo, para nada sospechaban que Modesto Santiago Fonseca acabara con dos dispararon dentro de un coche en una zanja. Ayer tuvieron que soportar el tremendo trasiego de los agentes de la autoridad por las escaleras. Para ellos la noche había sido tranquila, como otras muchas en sus vidas.