Cientos de personas ataviada a la antigua usanza, decenas de atracciones y recreaciones medievales. Con cada nueva edición, la Feira Franca amplía sus atractivos. Sin embargo, uno de los principales puntos de referencia, si no el que más, es el gastronómico.

Las comidas y cenas en la calle, los "xantares" entre amigos, los puestos de venta de todo tipo de postres, se han convertido en el reclamo más llamativo de esta fiesta, cita ineludible con el buen comer y el buen beber.

Muchos se preparan la comida en plena calle, con asados de "porquiño á brasa" incluidos, y otros prefieren aprovechar las cocinas de los bares o los puestos que salpican todo el casco viejo, como el que agasajó con callos a los clientes del mercado de abastos.